martes, 29 de julio de 2014

¿Es más difícil criar siendo hombre?

Foto: Kambrosis

Esta comunidad crece cada día y veo con mucha alegría que se suman cada vez más papás. Esto me hizo detenerme a pensar un momento en ellos. Porque siempre solemos reparar en el hecho de que nuestra sociedad es patriarcal y pensar en todas las desigualdades que sufrimos las mujeres (en lo cual estoy totalmente de acuerdo).

Pero ellos sufren otras desigualdades. ¿O acaso la regla general no indica que un hombre no debe demostrar sus sentimientos? No llorar, no expresar descontento o sensibilidad. ¿No escucharon nunca el famoso "no seas maricón" aplicado a un nene de 3, 4, 7 años? Y no solamente asociado a los sentimientos, sino que muchas veces los hombres han sido criados de un modo diferente pero igualmente injusto. Sobre los varones se ha tenido mayor autoritarismo e incluso mayor violencia física (sí, tristemente esto ha existido y sigue existiendo, la veamos o no). Y tengamos en cuenta también que muchos cargan con otros prejuicios como que el hombre debe ser el proveedor del hogar (en caso de que hablemos de una familia varón-mujer-hijo/s), el deber de tener que proyectar una imagen de autoridad y muchos otros temas más.

¿Entonces es más difícil para ellos que para nosotras enfrentarse a la tarea de la crianza?

Veo con alegría y esperanza que muchos empiezan a correrse de los estereotipos. Abrazan más a sus hijos y les expresan públicamente su cariño, tengan la edad que tengan. Se involucran más en los partos (lejos de aquel señor que esperaba nervioso afuera de la sala de partos, fumando como un escuerzo), están presentes en las escuelas, construyen codo a codo su vida familiar en el día a día y escuchan más a sus hijos. Esto hace 20 años no era tan común.

Y si queremos cambiar algunas cuestiones referidas a la crianza y soñar con una sociedad más justa y libre, sin duda necesitamos hacerlo entre todos: mujeres y hombres, igualmente involucrados y conscientes.

¿Qué opinan del tema?

martes, 22 de julio de 2014

El consumismo y los chicos

Hace tiempo que vengo pensando en este tema. Me incomoda el exceso de juguetes y objetos y el bombardeo de publicidad hacia los chicos. ¿Es propio de nuestra época, lo toleramos?

Sergio Sinay, en La sociedad de los hijos huérfanos, dice "El alcance actual de la inmersión infantil en la cultura del consumo no tiene precedentes. En el pasado, el consumo era modesto comparado con otras actividades (...) [ahora] casi todo lo que los niños hacen gira alrededor de artículos de consumo. La capacidad y la influencia de compra de los niños se ha incrementado exponencialmente, pues se pasan los días comprando y viendo la tele."

¿Cómo se maneja esto? Y así se me ocurrió consultar a mi amigo Diego Bonavida, que además de ser sociólogo es padre. Les dejo sus reflexiones.

"La situación se repite en cada ocasión que prendo la TV y voy buscando el dibujito animado que mi hijo me reclama ver, noto que el pasar y pasar los canales, las emisoras de TV destinadas a un público infantil se han multiplicado mucho más de lo que yo creía en los últimos años. Los canales pasan e incansablemente observo diversos programas y avisos publicitarios hasta que, en alguno de ellos, veo la imagen, cuasi diabólica, del entrañable payaso de las hamburguesas y es ahí donde mi hijo de tres años me detiene bajo la sugerencia: “¿Vamos a Mc Donalds?” Ante esto, no pude evitar que se despertaran en miíalgunas cuestiones relativas a poder o no eludir la injerencia del mercado y cuáles son sus efectos en el individuo y, más precisamente, en los niños. ¿Nos pusimos a pensar realmente como afecta en nuestros hijos este consumo indiscriminado de publicidad? 

Todo aquello que un niño ve y consume frente a la TV genera alto impacto y gran impresión en una fase clave que es la del desarrollo de su mente, y es allí donde el bombardeo por parte de la millonaria industria publicitaria, de forma conjunta con los grandes medios de comunicación masiva, intervienen moldeando sus gustos, modificando su universo de significados y generan que los niños deseen productos que no siempre son necesarios y esenciales para su desarrollo.

En este sentido, el consumo es material y simbólico a la vez, ya que la obsesión por productos nuevos se transforma en un sentimiento de pertenencia y tenencia de determinadas marcas o productos, configurando una subjetividad atada a estas posesiones de objetos cargados de valor simbólico. A diferencia de lo que fue décadas atrás, el mercado apunta a los niños como blanco principal del consumo con productos diferenciados y especializados para su uso, cambiando sus hábitos de consumo. Por ejemplo, en el ámbito tecnológico, ya no es de sorprendernos que los niños tengan sus propias Tablets, DVD portátiles y hasta sus propios celulares. Las empresas parten de la premisa de que “los niños consumidores de hoy, serán los consumidores adultos del futuro” con lo cual se intentan crear hábitos de consumo tales como la fidelidad a una marca o un lazo afectivo con la marca (como por ejemplo, la cadena de hamburguesas que antes mencionaba). Ahora bien, ante este avasallamiento del mercado, producto de la excesiva publicidad que consumen nuestros hijos debido a las altas horas frente a la TV, o mediante otras campañas audiovisuales o gráficas, ¿cómo hacemos frente a la tamaña presencia de la publicidad en nuestras vidas en el marco de una sociedad de consumo?

A la hora del excesivo consumo por parte de los padres ante las crecientes demandas de los niños, se deberían establecer ciertos límites ante estos deseos de los niños, empujados por la incansable publicidad y despojarse del sentimiento de culpa al decir NO, sin pensar que le estamos haciendo un mal o que no los queremos, porque esa publicidad que a ellos los lleva a aumentar sus demandas es la misma que muchas veces pretende arraigar ese sentimiento de culpabilidad por parte de los padres. Culpabilidad que también se pone de manifiesto ante la falta de tiempo (real o no) que tenemos para dedicarle a nuestros hijos y con el fin de evitar posibles “frustraciones” en los chicos, accedemos a sus reclamos sin filtrar lo que es necesario o no. O de esa falta de tiempo (insisto, real o no) parece ser que es “más rápido y fácil comprarlo que hacerlo”. 

Ahora bien, ¿solamente los límites serían suficientes para frenar este consumo desaforado? Nada se logra con el mero hecho de cercenar ciertas acciones, sino que debe estar acompañado por un compromiso por parte de los padres a la hora de estar más tiempo con nuestros hijos, jugando con ellos y apelando a su (y nuestra) creatividad, con el objeto de ayudar a crear y pensar sus propios juguetes y actividades, enseñándoles que hay que aprender a no sobrevalorar lo material. El reciclaje es una buena opción para ir en este camino, donde se ponen en práctica nuestras habilidades, creaciones y destrezas mientras generamos concientización sobre el medio ambiente y su conservación, reutilizando muchas de las cosas que el mundo actual sería “material desechable”. En síntesis, sólo disfrutando y creando con nuestros hijos, promoviendo la imaginación, compartiendo momentos y jugando con ellos, donde podremos retrotraernos también al “niño que llevamos dentro”, lograremos ver como es más lindo y fácil hacerlo que comprarlo."

Me gusta el camino del reciclaje y el construir juntos. Tiene que ver con el post donde hablamos del juego. Yo últimamente estoy rotando los juguetes, para tener siempre "algo nuevo" e incursionando en materiales plásticos como las tizas, masas y pinturitas.

¿Tienen estrategias para evadir el consumo excesivo? ¿Cómo manejan el tema tecnología?

viernes, 18 de julio de 2014

¿Qué necesito comprar para la llegada de mi bebé?



¡Cuántas notas se multiplican en la web con un listado más o menos extenso de utensilios, aparatos, prendas, productos y muchos otros objetos que supuestamente son necesarios para la llegada de nuestro bebé! Seguramente leyeron varios, ¿no? Leemos sobre el colchón flotador para la bañerita y nos sentimos medio mal, "yo no tengo eso". Leemos una nota patrocinada por X marca donde se recomienda tal o cual cochecito nuevo y dudamos "¿el cochecito que compramos será una porquería?". Leemos que a los 6 meses ya tienen que dormir en su cuarto y sufrimos, con culpa, "yo no tengo cuarto para mi bebé". Al final sentimos que no tenemos nada.

Y me quedo corta. He leído listas que recomiendan 5 mantas, 6 toallas, kit esterilizador, "leche adecuada al bebé", termómetro, 4 mamaderas, "surtido de tetinas", 7 pijamas, monitor de sonido, lámparas, cuarto para el bebé con móvil de colores y sonajeros y un ajuar digno de un príncipe. No sé si reír o llorar. Conozco gente que ha comprado un "monitor que detecta la muerte súbita en la cuna". 

¿Saben que diría yo? ¡Que no necesitan nada!

Bueno, es una hipérbole, estoy exagerando. Necesitan ropa, pañales, un jabón neutro, algodón, un cambiador, toallas, un portabebé sería ideal... No mucho más.

Pero si nos dicen otra cosa se termina la industria millonaria montada en torno a los bebés. O al menos se achica. Si nos dijeran: a los bebés no les gusta dormir solos, compartir la cama no es mala idea y les hace bien, fíjense que les funciona mejor a ustedes... ¡Chau sabanitas, cunitas, moisés, catres, móviles, ositos, almohadas, lámparas, monitores! O al menos podríamos elegir... Yo hubiera comprado una cuna de colecho, por ejemplo. Si nos dijeran: no te preocupes por la lactancia, hay muchas instituciones donde pedir ayuda, es fácil, es lo mejor para tu bebé, los ayuda a calmarse, a autorregularse, es mucho más que alimento... ¡Chau mamaderas, tetinas, esterilizadores, chupetes, calentadores, leches artificiales carísimas! Si nos dijeran: el mejor estímulo es tenerlos siempre a upa, es el contacto piel a piel, es entregarse sin mucho más, los bebés juegan con cualquier cosa... ¡Chau cochecitos, móviles, juguetitos de todo tipo, monitores y una larga lista de etc.!

Con esto no digo que si tenemos estas cosas esté mal. Por supuesto. Ni que haya que sí o sí seguir ciertas reglas o listas. Solamente que me gustaría ver más libertad. Menos prejuicios. Más mamás pensando sólo en el momento de conocer a sus bebés y menos preocupadas por lo que les falta, por lo que no van a poder comprar o por aquella meta a la que no se sienten capaces de llegar.

Porque cada bebé es especial y distinto. Esa es la riqueza humana. Y lo único que necesita es a SU mamá. No importa lo "imperfecta" que sea, ni lo que tenga, ni donde viva, ni sus estudios, ni su peso, ni el tamaño de sus tetas ni su edad. Para él o ella siempre será la mamá ideal.

martes, 15 de julio de 2014

¡Auxilio! ¡Mi bebé no duerme!


Cuando mi hijo Octavio tenía un poco más de 8 meses rompió su costumbre de dormir muy bien de noche (con 1 o 2 despertares para tomar la teta, lo normal) y comenzó a llorar dormido continuamente. Fueron meses difíciles que yo atribuí a la angustia de separación  y al hecho de haber estado alejados durante un mes por su internación en neo (conté su nacimiento acá).

En ese momento intentamos todo. TODOS LOS CONSEJOS QUE EXISTEN (excepto dejarlo llorar -método Estivill o Duérmete Niño-, que no apruebo en absoluto, si quieren conocer algunos de los motivos pueden leer este artículo aunque mis motivos son más bien éticos). Probamos que coma menos, más, que duerma boca arriba, boca abajo, siempre acompañado, darle más teta, bañarlo antes de acostarlo, flores de Bach, curarle el empacho y el mal de ojo y casi lo que se les ocurra. No vale reírse. Bueno, mejor sí.

Gracias a esos meses de vivir con sueño y preocupación aprendí algunos hechos sobre el sueño infantil. Seguramente muchos estarán en una situación similar. O sentirán que su bebé se despierta demasiado o duerme muy poco.

El mejor libro que pude haber conseguido en ese momento fue Dormir sin lágrimas, de Rosa Jové. También les recomiendo este blog. Ella enseña algunos puntos claves sobre el sueño:
  • Dormir es un proceso evolutivo. Un recién nacido no duerme igual que un niño, ni éste igual que un adulto.
  • Nadie puede enseñar a un niño a dormir. Los bebés ya saben dormir desde antes de nacer. El dormir es una necesidad vital.
  • No será hasta los 5-6 años cuando tendremos un sueño bastante parecido al adulto.
  • Tanto niños como adultos tenemos despertares nocturnosLa única diferencia es que nosotros ya dominamos la técnica de volver a dormirnos. Nuestros hijos aún no. (¡Paciencia!)



¿Entonces qué podemos hacer? Ella recomienda:
  • Paciencia de nuevo: aunque no hagamos nada, todo niño sano dormirá sin interrupciones algún día.
  • La lactancia ayuda doblemente al niño a conseguir el sueño: por una parte por la propia composición de la leche, y por otra debido al relajante contacto con la madre y a la succión calmante. También la lactancia favorece a la madre, ya que hormonalmente le ayuda a dormirse con más facilidad.
  • El colecho beneficia tanto a la madre como al hijo. Gracias a él el regreso al sueño después de un despertar es más corto en ambos casos. También ayuda al bebé a sincronizarse con la madre y a pasar de un estadio a otro del sueño con más facilidad.
  • Atender al bebé siempre que sea posible y no dejarlo llorar cómo método crea en el menor una tranquilidad que le ayuda a dormir. (Esto lo comprobé en primera persona. Mientras tuve mi licencia por maternidad y elegí tener a mi hijo todo el día conmigo los problemas de sueño no existieron, mi bebé no lloraba y no sufrió cólicos ni nada similar).
  • El ser realistas en cuanto a las horas que puede dormir un bebé (o en el número de sus despertares) para evitar preocuparnos innecesariamente.



¿Y a qué edad dormirá por fin solo?

El Dr. Carlos González en su hermoso libro Bésame mucho dice: "Ésta es una pregunta difícil. La actitud de nuestra sociedad ante el colecho es tan negativa que no hay estudios serios sobre su duración normal. Si no se hiciera el más mínimo esfuerzo por sacar a los niños de la cama de sus padres, ellos mismos se irían tarde o temprano. No sé a qué edad, porque no conozco a nadie que haya hecho la prueba; sin duda la edad será distinta en cada familia, y dependerá del temperamento y de los deseos del niño y de sus padres. Pero estoy razonablemente seguro de que ninguno de mis lectores siente, en estos momentos, el menor deseo de volver a dormir cada noche entre su padre y su madre. Los japoneses suelen dormir con sus padres hasta los cinco años."

Esto en cuanto al colecho, hay familias que encuentran una solución intermedia, compartiendo cama a veces, pero en general todos los bebés tienen la necesidad de estar en contacto con sus padres también por la noche. Esto es normal y tiene que ver con cuestiones evolutivas, creo que cuanto antes aceptemos este hecho, menos problemas nos vamos a hacer por cosas que son totalmente naturales y menos nos va a afectar la mirada prejuiciosa de algunas personas.

En nuestro caso la respuesta fue sencillamente tiempo. Sé que en ese momento el tiempo parece no existir, todo se hace eterno y los días con sueño duran 40 horas. Sobre todo si trabajamos y tenemos que salir de casa con este cansancio a cuestas. Esto no es culpa ni de nuestros bebés ni nuestra, sino de una realidad muy poco favorable para la maternidad/paternidad (en Argentina hoy día la licencia por paternidad sigue siendo 2 días hábiles y por maternidad 3 meses totales). Si tienen el privilegio de poder estar en casa con sus hijos, el consejo es dormir cuando el bebé duerme para paliar las noches en vela y mantener mucho contacto con ellos durante el día. Cuanto más chiquitos, más contacto.

Nuestros hijos vienen a enseñarnos muchas cosas y creo que una de ellas es a vivir cada momento. Porque (aunque suene a obviedad) el día de hoy no vuelve y mañana ya van a ser un poquito más grandes. Y seguramente si nos preocupamos por el sueño nos estaremos perdiendo otras cosas.

Al cabo de algunos meses de compartir las noches, Octavio volvió a dormir bien. Hoy tiene casi dos años: algunas noches prefiere dormir solo y muchas otras las compartimos en familia. Pero él tiene la certeza de que pase lo que pase, siempre tendrá un huequito entre mamá y papá donde cobijarse.

sábado, 12 de julio de 2014

La vida es un boomerang

Imagen: Shutterstock


José fue ese abuelo que acunó a Martín con canciones desafinadas llenas de palabras tiernas, que caminó despacio respetando el paso atolondrado de sus piesitos chuecos, que jugó y rió en el piso como si tuviera 60 años menos, que lo acompañó sin juzgarlo en cada etapa de su vida y lo escuchó mucho, hablándole sólo para hacerle saber que ahí estaba y que lo quería con el corazón.
Mucho después fue Martín el que lo acompañó a José, caminando a su lado con pasos lentos, siempre con una sonrisa de admiración y cariño. No porque le estuviera devolviendo el favor, sino porque no sabía ser de otro modo.

Dedicado a quienes creen que todo vuelve en la vida.

viernes, 11 de julio de 2014

Consejos para amamantar a un bebé prematuro (¡y para usar un sacaleche!)


Octavio, pesando 2 kilos.
Foto de Kambrosis

Hace dos años, mientras me preparaba para recibir a mi hijo, tenía dos cosas claras: quería un parto natural lo menos medicalizado posible y quería amamantar. Finalmente Octavio nació intempestivamente por cesárea (conté la historia de su nacimiento acá) pero mi decisión de dar la teta seguía intacta (y soy muy obstinada). 

Octavio nació en el Sanatorio Anchorena, en el barrio de Recoleta de la Ciudad de Buenos Aires. Tuve la suerte de que sea un lugar que brinda apoyo a la lactancia, por lo cual el primer día ya tuve la visita de una puericultora y el mismo sanatorio me prestó un sacaleche manual hasta tanto yo pudiera tener uno propio.

Este post es para todas las mamás que estén en una situación similar. No se olviden de que TODAS PODEMOS DAR LA TETA. Un nacimiento prematuro no debería ser un obstáculo. Sólo necesitamos el apoyo de nuestro entorno y la profunda convicción de que podemos lograrlo. 

De hecho, un bebé prematuro necesita mucho de nosotras. Dice la Liga de la leche: "Desde hace más de veinte años se sabe que cuando nace un prematuro, la leche de su madre es diferente (Atkinson 2000) de la de un bebé nacido a término." La leche que producimos en ese momento está totalmente adaptada a sus necesidades particulares y lo ayuda a ganar peso y salud cada día. Y, por supuesto, destaquemos el factor emocional: ¿qué mejor forma de conectarnos con nuestro bebé y sentir que le damos todo nuestro amor?

Los consejos que siguen sobre extracción de leche materna pueden ser útiles también a mamás que estén retomando su jornada laboral o que deban estar alejadas de sus hijos por cualquier motivo y necesiten utilizar un sacaleche. La información está basada en mi propia experiencia y en datos probados que fui reuniendo a lo largo del tiempo.

¿Qué necesitan para comenzar?
Supongo que dependerá del grado de prematurez, pero en la mayoría de los casos que conozco los bebés prematuros no succionan desde el comienzo. Por lo cual van a necesitar un sacaleche. Si no lo conocen, se los presento. Háganse amigas porque será su compañero inseparable:

Sacaleche manual

Hay  una amplia variedad de sacaleches, este que les muestro es como el que yo elegí luego de probar varios (eléctrico, de extracción doble, etc). También se puede elegir la extracción manual (hay tutoriales en Youtube y a muchas otras mamás les funciona mejor). La elección es totalmente personal y cualquier marca de sacaleche sirve. La mayoría son cómodos y no generan en absoluto molestias. Si consiguen de los que tienen la almohadilla de silicona, mucho mejor. Pueden pedir uno prestado o alquilarlo. Hay muchas opciones.

El clima hormonal del post parto es el momento ideal para comenzar a extraerse leche, por lo cual cuanto antes empiecen, mejor.

Consejos para la extracción
Busquen un lugar tranquilo y cómodo, donde estén relajadas (por lo menos al comienzo, cuando todavía no tengan la técnica dominada). Pueden poner música, mirar la foto de su bebé o simplemente pensar en él o ella.
Puede ser de utilidad masajear los pechos, siempre buscando seguir el flujo natural de la leche (hacia el pezón) e incluso ponerse calor.
Es fundamental tener paciencia y no frustrarse, puede demorar pero si tenemos constancia funciona. También es imprescindible lavarse las manos y que todos los elementos estén esterilizados (aunque sirve simplemente que estén bien lavados con agua y jabón).

¿Cada cuántas horas me saco leche? ¿Cuánto debe salir?
"Durante los dos o tres primeros días es perfectamente normal que las madres no logren extraer sino unas gotas. Es importante extraer la leche con la frecuencia con que un bebé nacido a término lacta: seis veces al día es la recomendación mínima en la materia, aunque el ideal es 10 a 12 veces. (...) Para favorecer un buen drenaje de los senos y obtener suficiente leche del final de la lactada (con más grasa y calorías), la extracción de la leche debe durar tanto como salga leche, lo cual puede tomar de 5 a 10 minutos los primeros días y de 20 a 30 minutos una vez que la lactancia está establecida." (Liga de la leche)

En mi caso la lactancia se estableció completamente recién al cuarto día y procuré sacarme leche cada 2 horas durante el día, intentando dormir lo máximo posible de noche para favorecer la producción. No es necesario comer nada en especial, pero sí es recomendable alimentarse bien y tomar mucha agua.

No se preocupen por la cantidad. Al comienzo un bebé prematuro necesita muy poca leche.

¿Cómo se almacena la leche materna?
La leche se debe almacenar en recipientes o bolsas estériles pensados para ese fin (sirven los frascos estériles para análisis clínicos) en la heladera (nevera/refrigerador), evitando usar la puerta. Lo cierto es que la leche materna puede dejarse a temperatura ambiente y también vive varias horas. Más info acá.

Una vez tuve que viajar cuando mi bebé tenía 7 meses. Me alojé en un hotel que no tenía nada similar a una heladera ni a 10 cuadras a la redonda. Busqué en Internet, descubrí que la leche materna podía almacenarse a menos de 15° sin problemas y acumulé las bolsitas en la parte exterior de mi ventana (era invierno y la temperatura promedio eran unos 8° o menos). ¡Imagínense la vista desde enfrente! Para el regreso puse las bolsas junto a unos helados que compré en un kiosco, en un bolso térmico (era un viaje de 2 horas). No, si hay algo que nos sobra a las madres es ingenio :)

¿Cómo se alimenta a un bebé prematuro con la leche extraída?
Al comienzo lo alimentarán vía sonda hasta tanto el bebé sea capaz de succionar solito.

La Liga de la leche no recomienda el uso de mamaderas (biberones) ni chupetes porque considera que atentan contra la lactancia. Mi realidad fue que el sanatorio donde estaba internado mi hijo utilizaba ese método y me aseguró que no interferiría, y así fue. Conozco otros casos donde se les da la leche mediante el chupete o bien utilizando cucharitas o vasitos.

Algo fundamental es establecer el contacto piel a piel lo más pronto que sea posible (método canguro). Esto favorece la lactancia: los prematuros que tienen contacto piel a piel lactan más pronto. Además de ser beneficioso para todo su desarrollo y para el vínculo de ambos, claro está.

¿Y en qué momento comenzamos a dar la teta normalmente?
Eso depende de cada caso y del nivel de prematurez. Hay bebés que succionan muy tempranamente y otros que demoran más. Sólo hay que tener paciencia,  contacto piel a piel y ofrecer el pecho siempre que podamos.

Octavio fue alimentado por sonda aproximadamente 3 semanas y luego 3 más con mamadera (2 semanas ya en casa). Y al cabo de este mes y medio logramos una lactancia feliz que duró casi 19 meses (un descanso para el bienaventurado sacaleche, aunque fue de nuevo mi compañero de aventuras cuando retomé mi jornada laboral).

Lo importante es saber que podemos. Les puedo asegurar que ver cómo crece nuestro hijo alimentado sólo con nuestra leche nos reconforta y nos da un poco de alivio en esos momentos tan turbulentos y emocionales.

Hace muy poquito tuve el honor de poder ayudar a una mamá en esta situación. Su bebé, nacida de 32 semanas, comenzó a succionar muy pronto (mucho antes de lo que yo esperaba). Estas enormes satisfacciones son las que me impulsan a seguir construyendo este espacio.

Es bueno recordar que tanto la Liga de la leche como FUNDALAM tienen apoyo telefónico, presencial y online de asesoras profesionales. Si yo puedo ser de ayuda, ¡no dejen de escribirme!

miércoles, 9 de julio de 2014

Control de esfínteres: ¿Estamos sacando los pañales demasiado pronto y sin respeto?

Foto: Disciplina Positiva

Mi hijo en breve cumple 2 años: lo cual significa que ya me acechan las preguntas del tipo ¿En el verano ya podría dejar el pañal, no? Incluso ya le regalaron una amplia variedad de ropa interior miniatura.

Al principio esta invasión me produjo rechazo, angustia y un millón y medio de preguntas. ¿Cómo se supone que se enseña eso? Por suerte para mi salud mental fui recolectando información sobre el tema, data que pretendo resumirles con el único fin de que podamos enfrentar esta importante fase en la vida de nuestros hijos de forma respetuosa para ellos y para nosotros como padres.

Laura Gutman dice que hemos impuesto a los niños el control de esfínteres alrededor de los dos años de edad, y con esto lo hemos convertido en un problema. Tan simple como eso. Ella, de hecho, asegura que si observáramos sin prejuicios el proceso natural, estaríamos ante la evidencia de que los niños humanos la realizan después de los tres años, algunos después de los tres años y medio, o incluso después de los cuatro. "Sacar los pañales porque “llegó el verano”, decidir que ya tiene dos años y tiene que aprender, responde a la incomprensión de la especificidad del niño pequeño y de la evolución esperable de su crecimiento. (...) Controlar esfínteres no se aprende por repetición, como leer y escribir. Se adquiere naturalmente cuando se está listo, como la marcha o el lenguaje verbal." Incluso relaciona quitar el pañal antes de tiempo con problemas de enuresis (hacerse pis encima) en chicos más grandes.

El pediatra Carlos González, por su parte, opina algo muy similar: "(...) aprender a no hacerse pipí encima, lo mismo que aprender a caminar, a sentarse o a hablar, son cosas que no requieren estudio ni enseñanza. Cuando los padres hacen algo, cuando sientan al niño a ciertas horas en el orinal, cuando le obligan a estar sentado hasta que hace algo, cuando le riñen si se lo hace encima, a la larga el niño aprenderá también a ir al retrete, pero será desgraciado en el proceso (y sus padres también)."

Él recomienda explicarle al niño lo que se espera de él: «Cuando tengas ganas de hacer pipí o caca, avisa. » Pero no caer en el típico error de preguntar cada 5 minutos  el famoso ¿querés hacer pis? ni tampoco obligarlo a sentarse en la pelela y mucho menos burlarse o castigarlo si tiene un "accidente".

La pediatra Ana Ghea va por el mismo camino: “el control de esfínteres no es algo innato en sí, depende de un sistema anátomo-fisiológico, que requiere un período de maduración propio de cada chico. Son ellos los que a través de algunos indicios, como por ejemplo que se molesten cuando tienen caca o mucho pis en el pañal, que se escondan en algún lugar para hacer caca, o que suelan imitar a sus padres o hermanos y se sienten en el inodoro, aunque sea para jugar, nos van a decir cuando están listos”.

Nayeli Herrera (Guía de Mamá) nos da este listado muy bueno de señales para que sepamos cuándo nuestros hijos están preparados; y algunas recomendaciones para acompañarlos de la mejor forma posible. Se las copio:

Señales Fisiológicas
- El niño toma ciertas posturas
- Hace gestos
- Camina con las piernas un poco abiertas
- Brinca con los pies juntos
- Sube escaleras alternando ambos pies
- Se toca sus genitales
- Esta inquieto

Señales de Madurez Neuronal (en esta etapa ya debe haber un dominio del lenguaje)
- Se esconde tras un mueble
- Empieza a avisar de que quiere hacer pis o caca
- Es capaz de detectar la sensación de hacer del baño y retiene sus esfínteres
- No se deja cambiar el pañal y lo tienes que corretear por la casa

Señales Emocionales
- Ya no quiere usar el pañal y pide que se le retire
- Acepta una nueva responsabilidad sobre sí mismo, sobre su cuerpo e higiene personal
- Te da la mano voluntariamente para ir al baño sin presión
- Es capaz de encadenar las acciones que supone ir al baño: decir que quiere hacer del baño, caminar hasta el cuarto de baño, bajarse el pantalón, sentarse, etc.
- Desconectar del juego para ir al baño
- Tiene curiosidad por ver a los mayores y los empiezan a imitar

¿Cómo puedo acompañarle respetuosamente y sin presiones al detectar sus necesidades y emociones?
- Con preguntas y afirmaciones, es decir, si observas que ya es el momento dile: “Ya vas a hacer del baño, ¿verdad?” Esto le ayudará a asociar su estado emocional con la sensación de hacer del baño.
- Ofrecer el baño: “¿Quieres que vayamos al cuarto de baño para que hagas ahí?”
- Reafirmándole: “Si te anda de la pipí o popó avísame, cariño!” De esta manera, le ayudas a identificar su necesidad sin presionar.

¿Qué actitudes y comentarios evitar durante este proceso?
Sin ser pasivos pero, tampoco agresivos podemos expresar nuestra opinión y defender a nuestros hijos de comentarios propios y ajenos que afecten sus emociones como:

- ¿Tan grande y todavía usas pañal?
- ¡Este niño huele feo!
- ¡Ya deja los pañales, ya no eres un bebé!
- ¡Ya te dije que hagas en el baño, porque no me entiendes!

Actitudes Inapropiadas:
- No regañes a tu hijo si se hace encima
- No premies o castigues si hace o no en el inodoro
- No lo obligues a permanecer sentado con un libro o cuento hasta que haga del baño
- No grites si hace fuera del baño y moja la casa
- No establezcas horarios
- No lo compares con otros niños

Como dice la psicóloga Rosa Jové, los pañales los ponemos los padres por comodidad, seamos respetuosos al quitarlos y consideremos las necesidades de cada niño. Estuve leyendo además muchas experiencias de otros padres de diferentes países (en algunos grupos a los que pertenezco) e invariablemente todos relatan más o menos lo mismo. Muchos probaron quitar los pañales a los 2 años, vieron que no era momento, esperaron y casi a los 3 (a veces antes) sus hijos solos empezaron a pedir ir al baño. Creo que nos falta paciencia y confiar más en nuestros hijos (un mal común de nuestro tiempo: la ansiedad y el querer todo YA, ¿no les parece?).

Espero que estas herramientas los acompañen facilitando la transición. Y si las presiones externas son demasiadas a mí me gusta mucho decir cosas del estilo "Ya no se usa más sacar los pañales a los 2 años", "En otros países los pañales se sacan a los 3" o "Está comprobado que si un niño deja los pañales más tarde no tiene problemas de control de esfínteres cuando es mayor". Y si la cosa se pone muy densa, siempre podemos citar a algún pediatra, a la OMS o a Wikipedia, ya que estamos.

¿Quieren compartir su experiencia?

martes, 8 de julio de 2014

Abrigate porque te vas a resfriar y los mitos del invierno


Cada invierno me acuerdo de un programa de Discovery Channel donde los cazadores de mitos recordaban que para enfermarse hay que estar en contacto con virus y bacterias y que la estación fría sólo colaboraba en algunos aspectos, por ejemplo pasar la mayor parte del tiempo en lugares cerrados sin ventilación (que obviamente fomenta el contagio). ¡Ni hablemos de los transportes públicos!

Particularmente yo detesto el frío y con tristeza noto que las plazas se vacían, los padres le huimos a las bajas temperaturas con terror, las abuelas siguen repitiendo "abrigate porque te vas a resfriar", los chicos salen a la calle prácticamente sin movilidad (cual Maggie Simpson) y el invierno se convierte en una tortura para todos.

Por casualidad llegué a Proyecto Sandía, una web que aplica el pensamiento crítico a la ciencia y me encantó esta simple explicación: "El resfrío, catarro o resfriado común, es una enfermedad causada por la infección de un virus (...) Entonces, si el resfrío es una infección viral ¿Por qué tenemos que abrigarnos? No es necesario hacerlo, ya que se trata de otro mito urbano. (...) Cuando agarramos frío por estar poco abrigados, porque se larga a llover de forma desprevenida, o por lo que sea, puede suceder que se inflamen las vías respiratorias y produzcan más mucosidades, pero sólo sucede en el día o al día siguiente, y no hay ninguna infección viral de por medio."

¡Así que me quedé sin excusas! ¡A disfrutar del aire libre también en invierno! ¿Qué les parece?


lunes, 7 de julio de 2014

Convertirse en madre


A veces es muy duro convertirse en madre.
Sí: vale la pena.
Sí: es la experiencia más poderosa que puede llegar a vivir una... mujer.
Sí: nada te marca tanto como el momento en que sostienes por fin en brazos al hijo que acaba de salir de ti, deliciosamente sucio, húmedo, caliente, y te mira a los ojos como diciendo: te conozco.
Pero es duro.

Y no sólo se trata de la falta de sueño, de las secuelas del parto, de los cuidados que demanda un recién nacido (¡tan pequeñito y tan exigente!), ni siquiera del cóctel de hormonas que te deja turuleta hasta varias semanas después. 

Tampoco la falta de experiencia y la incertidumbre acerca de si lo estás haciendo bien o no, ni las propias dudas y comentarios de familiares bienintencionados pero que no hacen sino disparar tu propia inseguridad, tu miedo.
Es bastante más que eso. Es la ruptura total y repentina con tu propia identidad, con aquello que hasta el momento de parir te había definido: tus proyectos, tus ambiciones, tu trabajo, tus amigos, tu cuerpo, y todo aquello que llamabas tuyo. Tu tiempo. Tu vida.

Es mirarte al espejo mientras tu criaturita está prendada a tu pecho, y no reconocerte.
¿En qué momento te convertiste en esta mujer ojerosa que no tiene un minuto ni para darse una ducha? ¿Quién es ella? ¿Quién eres ahora?
Sigues siendo tú, sólo que una versión más grande de ti misma. Pero al principio no lo sabes. Al principio no te encuentras. No hay nada que logre vincular esta nueva vida tuya de cambios de pañal, tetadas a deshoras y canciones de cuna, con aquella otra vida que parece tan remota, aquella en la que ibas y venías a tu antojo, disponías de tu tiempo y te pertenecías.

Porque, claro, todo tu ser es ahora para otro. Y ese otro se está alimentando de ti, no sólo de tu leche, sino también de tus caricias, de tus canciones, de tus palabras, de tu calor. Y el tiempo pasa, desde luego que pasa. Llegará el momento en el que, sin darte cuenta casi, las tomas se acorten y las horas de sueño nocturno se alarguen. Tu bebé aprenderá a sostener la cabeza, luego a darse la vuelta, luego a gatear. El día menos pensado te regalará una sonrisa y pensarás que todo el esfuerzo ha sido poco. Un día te dirá mamá. Lo verás correr en el parque, subirse solo al tobogán, jugar con otros niños, garabatear las primeras letras que te mostrará orgulloso. Y por nada del mundo querrás cambiarte por esa otra que eras, y que tan poco sabía acerca del amor.



Vivian Watson Molina
(Fuente: Una Nueva Maternidad de la Editorial Ob Stare)

domingo, 6 de julio de 2014

¿Dónde comprar libros sobre crianza respetuosa en Argentina?


En mi opinión en Argentina aun tenemos un largo camino por recorrer en relación a temas como la maternidad consciente, la lactancia, la crianza respetuosa y el parto y nacimiento respetados. Suele haber poca difusión en los medios tradicionales, si bien de a poco y tímidamente van apareciendo algunas notas y también algunas "celebridades" van anunciando públicamente una posición defensora de estas cuestiones.

Cuando me adentré en estas temáticas tan apasionantes me costó encontrar libros, muchos los conseguí en PDF o incluso escaneados (gracias a varias páginas web de España). Hoy por suerte es un poco más fácil.

Les dejo 3 sitios donde pueden comprar online y que envían a todo el país. Los precios en los 3 sitios van de los $100 a los $200.

¿Qué es? Una librería online. No tiene gran variedad pero van sumando material.
¿Qué encontramos? Libros muy buenos y difíciles de conseguir como Crecer con confianza de Justine Mol, El niño feliz de Dorothy Corkille Briggs, gran variedad de libros de Laura Gutman, Dormir sin lágrimas de Rosa Jové, El increíble universo del recién nacido del pediatra argentino Jorge C. Martínez.
Hay que saber buscar y leer el extracto de cada libro o sus comentarios, porque también hay muchos libros de crianza autoritaria que no comparto en absoluto.

¿Qué es? Un sitio totalmente destinado a contribuir con el bienestar de la mujer y la familia. Crea, edita, publica y difunde textos sumamente interesantes sobre parto, lactancia, maternidad, educación, bienestar, crianza.
¿Qué encontramos? Una buena variedad, entre ellos autores altamente reconocidos como Carlos González, Michel Odent y Rosa Jové, y una amplia variedad de libros sobre el parto. Dato extra: es el único sitio donde encontré libros infantiles que abordan temáticas como la lactancia.

¿Qué es? Es una empresa que tiene como objetivo diseñar y comercializar elementos que favorezcan el vínculo mamá-bebé (portabebés, indumentaria para la lactancia, libros, entre otros). 
¿Qué encontramos? Mucho material, realmente. Es el portal más completo que encontré. Tiene casi todos los libros de Carlos González, Michel Odent y Laura Gutman, libros de autores argentinos como Juan Miguel Hoffmann (Los árboles no crecen tirándoles de las hojas) y el pediatra argentino Jorge C. Martínez (incluyendo su libro sobre bebés prematuros, que es excelente), material sobre maternidad, parto, bebés, lactancia, estimulación, embarazo, niños con sobrepeso, pegagogía y educación, terapias alternativas, niños con capacidades diferentes, crianza, actividades creativas, paternidad, alimentación.

¡Buena lectura!

viernes, 4 de julio de 2014

La importancia del juego en la niñez



¿No sienten que vivimos en una época que le exige mucho a los chicos? Cada vez más temprano tienen actividades todo el día y, en muchos casos, al llegar a casa además tienen tarea de la escuela y poco tiempo de juego.

Tenía este tema en la cabeza y se me ocurrió consultarlo con mi amiga Daniela Ferazzini (*), que además de ser Licenciada en Psicología, tiene mucha experiencia con chicos y coordina el Taller de juego terapéutico para Niños.

Les dejo sus palabras y los invito a que reflexionemos juntos.

"Es cierto, los tiempos cambian y las costumbres también. Hoy en día la mayoría de los niños tienen agendas más cargadas que algunos adultos: el jardín o la escuela (en algunos casos de doble jornada) y luego actividades para que “descarguen” o aprendan diversos idiomas o deportes o técnicas y… ¿Cuándo juegan libremente? ¿En los recreos? No duran más de media hora en total. ¡Pero en clase hacen un montón de juegos! 

La realidad es que la mayoría de las actividades que realizan los niños en la escuela tienen apariencia o cobertura lúdica pero el verdadero objetivo de estas actividades es pedagógico.

Incluso los dibujos animados han cambiado. Hoy Mickey Mouse no persigue a Minnie para jugar juntos, o hacer travesuras con Pluto y el pato Donald. Estos personajes se juntan a buscar la mouske-herramienta correcta ¡para resolver problemas! 

Los dibujitos animados dejan de ser un espacio libre para la imaginación, ya no puede pasar cualquier cosa. ¿Se acuerdan de los agujeros negros del correcaminos, de esa especie de alfombrita removible llena de magia? Bueno, eso ya fue, no existe tal cosa y encima ¡no nos enseña nada!

“En el juego, y sólo en él, pueden el niño o el adulto crear y usar toda la personalidad, y el individuo descubre su persona solo cuando se muestra creador.” D.W. Winnicott

Ocurre que a veces el jugar e imaginar se asocian con “perder el tiempo” principalmente cuando esta actividad la realiza un adulto, pero también con los niños. ¿Perder el tiempo en nuestra época no está muy bien visto, no? Todo se trata de acortar plazos, acelerar la productividad, ganarle al reloj, etc.

Mi intención aquí es resaltar la importancia, la necesidad indispensable de que un niño juegue por puro placer, sin ningún otro objetivo o meta que el mismo jugar.

¿Y si en vez de pedirles a nuestros hijos que sean más adultos nos hacemos un tiempo para ganarlo con ellos y jugamos como niños por un ratito? ¿Cómo se hace? 

A muchos papás se les dificulta e incluso algunos dicen no saber cómo jugar con sus hijos, pero la respuesta está en los niños. ¡Ellos saben bien cómo jugar con un adulto! Lo principal es soportar el vértigo del dejarse llevar por el “Dale que éramos (…) y hacíamos (…)” y así convertirse y hacer cualquier cosa por un ratito: un superhéroe, un perrito, la seño, o ser el hijo de nuestro hijo o jugar a la lucha y dejarse matar: ¡total es de jugando! Lo importante es no intentar que haya allí algo en relación a un aprendizaje, que los niños sean realmente libres de crear ese mundo de fantasía tal cual lo necesitan. 

Por último, considero que lo mejor que le podemos dar a nuestros hijos no es la mayor cantidad de juguetes ni los más caros, sino un ratito de tiempo con ellos, juguetes que se puedan romper sin culpa, y brindar materiales que se puedan transformar usando la imaginación (telas, cartones, broches de ropa, lanas, etc.), o mejor aún ¡construir juguetes y cuentos con ellos!"

¡Cuántas veces nos pasa que a nuestro hijo le regalan un juguete carísimo y lo más usado termina siendo la caja! 


Me encantó la revalorización que Daniela hace sobre jugar como chicos, al principio puede resultar raro pero es totalmente liberador. Y nunca había pensado en cómo han cambiado los dibujos animados, realmente me quedo pensando. ¿Y ustedes?


(*) Daniela Ferazzini es Licenciada en Psicología (UBA). Además, es concurrente del equipo Infanto-Juvenil del C.S.M. N° 3 Dr. Arturo Ameghino. Realiza tratamientos individuales y grupales para niños, adolescentes y padres. Para contactarse: d.ferazzini@gmail.com,  jugandoeneltaller@gmail.com click acá.

jueves, 3 de julio de 2014

¿Qué piensan los bebés?


Una amiga me envió una conferencia brillante de Alison Gopnik (*) llamada What do baby think? y no puedo menos que compartir con ustedes algunos de sus pensamientos.

Ella comienza mostrando la foto de un bebé: "¿Qué sucede en la mente de este niño? Si se hubiera hecho esta pregunta hace 30 años, la mayoría, incluyendo psicólogos, habrían respondido que este niño era irracional, ilógico, egocéntrico y que no podría comprender otros puntos de vista o comprender la relación causa y efecto. En los últimos 20 años la ciencia del desarrollo (infantil) ha invalidado por completo esa idea. Así que ahora, de alguna manera, creemos que el pensamiento de este bebé, es como el pensamiento de los científicos más brillantes." 

¿A ustedes nunca les pasó que les dijeran algo así sobre sus hijos? La idea de los bebés y niños pequeños como seres irracionales que no saben lo que quieren aun persiste. 

Alison Gopnik sostiene que los bebés están diseñados para aprender y lo demuestra con una breve explicación de nuestra historia evolutiva. Nos dice: "De hecho, el cerebro de los bebés parece ser la computadora mas poderosa de aprendizaje del planeta. (...) Y en los estudios que hemos estado haciendo en mi laboratorio, hemos demostrado que los niños de 4 años son mejores que los adultos en averiguar una hipótesis poco probable ante la misma tarea. Así que en estas circunstancias, los niños están usando estadísticas para comprender el mundo. (...) Y han surgido recientemente un montón de estudios interesantes que han demostrado que el juego es, realmente, una especie de programa de investigación experimental." 

Me gustaría retomar el tema del juego en particular en otro post, me interesa sobre todo que nos centremos en el funcionamiento de los cerebros de los chicos. "Yo pienso que los bebés y los niños parece que tuvieran un linterna de la conciencia mas que un reflector de la conciencia. Por eso, los bebés y los niños son muy malos para concentrarse en una sola cosa, pero son muy buenos para tomar información de muchas fuentes diferentes a la vez. Y si observan sus cerebros, los verán inundados de neurotransmisores que son muy buenos para inducir el aprendizaje y la plasticidad (...)"

"Entonces, ¿qué se siente siendo un bebé? Es como estar enamorado en París por primera vez, tras haber tomado tres expresos dobles. (Risas) Esa es una fantástica manera de vivir, pero les hará despertarse a las tres de la madrugada llorando. (Risas)" 

Creo que la comprensión del funcionamiento del cerebro infantil que ha surgido en los últimos años echa por tierra científicamente todas las falsas creencias de antaño, como que cuanto antes mejor adaptar a tal cosa a un niño, que se mal acostumbra a los brazos, que debe "aprender a dormir", que los bebés son seres puramente instintivos sin racionalidad y mucho más. 

Rosa Jové, por ejemplo, en su libro Dormir sin lágrimas ha explicado desde una mirada interdisciplinaria cómo se forma el cerebro en un bebé y de qué modo (atroz) le afecta en su desarrollo el dejarlo llorar sin consuelo como método para "enseñarle" a dormir. También retomaré este tema específico en otro momento; pero considero que comprender sus cerebros debería llevarnos, indefectiblemente, a ser más respetuosos con ellos. 

Gopnik resume sus ideas de este modo: "Es bueno ser adulto. Podemos atarnos los cordones y cruzar la calle solos. Y tiene sentido que pongamos mucho esfuerzo en hacer que los bebés piensen como los adultos. Pero si lo que queremos es ser como esas mariposas, tener mentes abiertas y dispuestas al aprendizaje, imaginación, creatividad, innovación... tal vez, por lo menos a veces, deberíamos lograr que los adultos empiecen a pensar más como niños."


(*) Alison Gopnik es profesora de psicología y profesora asociada de filosofía en la Universidad de California en Berkeley. Es una líder reconocida internacionalmente en el estudio del aprendizaje y el desarrollo infantil y fue la primera en argumentar que la mente de los niños podría ayudarnos a entender profundas preguntas filosóficas.