miércoles, 18 de junio de 2014

Carta abierta a mamás y papás de bebés prematuros


Foto de Kambrosis

¿Y acaso es menos hermosa
el ala de la mariposa
si se nubla el sol?
Yo creo que no. 
Marea


Quiero compartir con ustedes la historia del nacimiento de mi hijo Octavio, porque siento que el nacimiento prematuro es un tema poco difundido y al que los padres nos enfrentamos siempre sin estar preparados.

En Argentina hay una Asociación Argentina de Padres de Niños Prematuros (APAPREM), que está impulsando hace años un Proyecto de Ley que nunca llega; y en octubre se celebra la Semana del Prematuro. Pero yo sigo sintiendo que todavía faltan espacios para hablar del tema.

Y si nuestra historia puede acompañar al menos a una sola familia, vale la pena contarla.

Tuve preeclampsia(*), una enfermedad del embarazo, por lo cual un viernes mi médico decidió hacer una cesárea de urgencia. Octavio León nació el viernes 17 de agosto de 2012, a las 16.20 hs. pesando 1 kilo 520 gramos, en la semana 33 de gestación.

Fue una experiencia dura y muy lejana a la esperada. Tuve miedo. Todo pasaba demasiado ajeno, demasiado rápido, demasiado pronto, demasiado antes... Pero en el momento en que finalmente abracé a mi bebé -ese bebé diminuto y tan perfecto- sentí que este era apenas un obstáculo a vencer. Y que podíamos.

Así comenzó nuestra odisea en neo, donde Octavio estuvo internado un mes, hasta alcanzar los 2 kilos de peso.

Soy consciente de que fui una privilegiada: tuve siempre la compañía de mi marido, mi bebé fue sano, conté con un centro de salud excelente y se me dio apoyo total con la lactancia (alimenté a mi bebé desde el primer momento sólo con leche materna, primero por sonda, luego con mamadera, y finalmente de forma natural, tema del cual escribí acá). 

Pero en ese momento yo sentí que faltaba algo. Contención. Palabras. Alguna forma de poder procesar ese torbellino emocional que nos había envuelto sin previo aviso. Digo, no hay forma de estar preparado. Todos soñamos con volver a casa como una familia. La sola idea de tener que volver a casa solos, sin nuestro bebé, es desoladora.

¿Por qué desde las instituciones se atiende tan poco el costado humano del asunto? Y no todos sentimos lo mismo: algunos padres tienen bronca, otros tristeza, hay quienes no saben cómo reaccionar y se alejan, todos estamos preocupados. Incluso algunas madres sienten culpa por haber tenido un parto prematuro. 

Por eso hoy les escribo a los papás de bebés prematuros. No sólo a los papás, sino a todas las personas involucradas. Para que se sientan, al menos un poco, más acompañados. Somos muchos los que superamos días sin horas, esperas eternas, partes médicos que nunca llegan. Los que festejamos cada gramo ganado. Los que nos enfrentamos a palabras y miradas incómodas de médicos y enfermeros que todavía no entienden la importancia de tener a nuestro bebé sobre la piel y no en un recipiente plástico. Los que sufrimos ese vacío cada día que nuestro hijo estuvo lejos. Los que enfrentamos los gigantescos prejuicios de la gente al salir a la calle con un bebé tan chiquito.

Somos muchos, aunque no siempre hablemos. Superamos momentos de desconcierto y angustia. Tuvimos la certeza de que sólo importa el día a día, ese abrazo que nos une y esa caricia que hace más liviano el peso de la espera. Que nuestro hijo o hija o hijos sepan que ahí estamos, y que estamos poniendo el cuerpo y el alma para estar juntos muy pronto.


Yo me apoyé en amigos de oro -cuya presencia por esos días nunca voy a olvidar- en mi familia y en mi marido (la persona que me demostró que el amor no tiene límites). Estos libros me ayudaron a entender un poco y esta carta me acompañó en el lactario durante toda la internación de mi hijo.

A todos ustedes les deseo el mejor futuro posible. Algún día los prematuros y sus papás seremos mejor comprendidos y nuestras historias marcarán la diferencia.

Mientras tanto será una lucha individual, pero sepan que es una lucha que bien merece el esfuerzo.


Con mucho amor,


(*) Después de muchos estudios y gracias a una excelente médica hematóloga supe que tengo SAF, una enfermedad poco conocida pero que afecta a muchas mujeres, provocando en general abortos espontáneos. Si algun@ de ustedes necesita más información o quiere conocer mi experiencia no dude en escribirme.

2 comentarios:

  1. me encanta con el corazón Noe, me acorde de todo ese tiempo en que Octavio estuvo internado, y el verlos tan bien ahora a los dos, es una alegría!!! Que lindo que lo estés compartiendo, tus consejos, le puede hacer bien a muchas personas. Desafortunadamente la taza de nacimientos antes de término está en crecimiento.
    Hace tiempo que estoy visitando dos servicios de Neo, y es muy triste ver como esta falta de contención de la familia a la que te referís, se replica en cada caso, pero igualmente es maravilloso observar como sacas adelantes a bebés muy muy pequeñitos. Siempre me voy de Neo, con sensaciones muy encontradas.

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    1. Gracias Patri por tus palabras, si lo hemos hablado a este tema! Y si, hace falta mucho pero espero aportar mi granito de arena para cambiar el estado de las cosas. Las neo son todo un tema, hacen un trabajo grandioso a nivel médico y sacan adelante bebés tan chiquitos! Eso es maravilloso. Pero a veces fallan en lo más humano. Yo creo que de a poco se puede cambiar el paradigma y empezar a adoptar las técnicas de cuidado canguro, por ejemplo. Estoy acá para lo que necesites, si puedo ser de ayuda en alguno de tus proyectos.

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