Soy una gran defensora de la lactancia materna. Y si bien no es un tema nuevo y está (por suerte) cada vez más difundido sigo viendo casos de falta de información y -lo que es cien veces peor- mal asesoramiento por parte de algunos pediatras.
Partamos de la base de que la mayoría de los pediatras sabe poco sobre lactancia. La pediatra que atendía a mi hijo durante sus primeros meses no podía creer que "solamente" le diera la teta. Me argumentaba que era el primer caso que veía que "no necesitaba el refuerzo de una mamadera". ¡Hasta llamó a una colega para mostrarle "los cachetes que yo había creado" sin necesidad de leche artificial! Increíble en pleno siglo XXI. Por suerte yo para esa época ya me había leído toda la página de la Liga de la leche y me limitaba a sonreírle sin mucha gana.
Por eso nunca está de más recordar lo que indica La Liga de la leche: "La lactancia materna es la primera oportunidad que tiene una mujer para asegurar la salud, bienestar y felicidad que toda madre desea para sus hijos. Un bebé que es puesto al pecho de su madre a los pocos minutos de nacer, además del valioso calostro, que es una múltiple "vacuna" natural, recibe una cálida corriente de amor, una espontánea sensación de paz y seguridad similar a la que ha estado acostumbrado durante tantos meses dentro del vientre. Es una manera dulce, bella y saludable de darle la bienvenida a este mundo. Durante los primeros meses, el bebé necesita varias de las condiciones que le ayudaron a crecer dentro del útero. Una de ellas es estar muy cerca de su madre, sentir la seguridad de su presencia, el calor de su piel, escuchar los latidos de su corazón, y el timbre de su voz. Al estar en los brazos de su madre, alimentándose con su leche, recibe esto y mucho más. La leche materna es indiscutiblemente el alimento ideal para su bebé, y el único que él o ella necesita durante los primeros seis meses de vida. Además de proporcionarle todos los nutrientes necesarios para crecer, es como una barrera que le brinda protección extra contra todo tipo de infecciones y enfermedades."
Por eso nunca está de más recordar lo que indica La Liga de la leche: "La lactancia materna es la primera oportunidad que tiene una mujer para asegurar la salud, bienestar y felicidad que toda madre desea para sus hijos. Un bebé que es puesto al pecho de su madre a los pocos minutos de nacer, además del valioso calostro, que es una múltiple "vacuna" natural, recibe una cálida corriente de amor, una espontánea sensación de paz y seguridad similar a la que ha estado acostumbrado durante tantos meses dentro del vientre. Es una manera dulce, bella y saludable de darle la bienvenida a este mundo. Durante los primeros meses, el bebé necesita varias de las condiciones que le ayudaron a crecer dentro del útero. Una de ellas es estar muy cerca de su madre, sentir la seguridad de su presencia, el calor de su piel, escuchar los latidos de su corazón, y el timbre de su voz. Al estar en los brazos de su madre, alimentándose con su leche, recibe esto y mucho más. La leche materna es indiscutiblemente el alimento ideal para su bebé, y el único que él o ella necesita durante los primeros seis meses de vida. Además de proporcionarle todos los nutrientes necesarios para crecer, es como una barrera que le brinda protección extra contra todo tipo de infecciones y enfermedades."
De hecho la OMS y el UNICEF recomiendan que la lactancia se inicie en la primera hora de vida; que el lactante solo reciba leche materna, sin ningún otro alimento ni bebida, ni siquiera agua; que la lactancia se haga a demanda, es decir, con la frecuencia que quiera el niño, tanto de día como de noche; y que no se utilicen biberones, tetinas ni chupetes.
Sabiendo todo esto, hoy (año 2014) hay pediatras que siguen recomendando "complementos" sin medir las consecuencias. La mayoría de los casos es por supuesto "bajo peso" (aun cuando el bebé en cuestión jamás llore de hambre). Carlos González (un pediatra especializado en lactancia) en el libro Mi niño no me come nos dice: "El problema no se inicia por las mamadas «demasiado cortas», sino por el peso «demasiado bajo». (...) En el mundo hay gente de todas las tallas, y cualquier mañana, mientras vamos a comprar el pan, nos cruzaremos con personas que pesan 50 kg y con otras que pesan 100. ¿De verdad cree que esas personas pesaban lo mismo cuando tenían tres meses? (...) dos problemas fundamentales: por un lado la interpretación en general de las gráficas de peso; por otro, el ritmo de crecimiento de los niños de pecho. Esto es una gráfica de peso. Totalmente inventada; ¡no busque en ella a sus hijos! (...) Existen muchos gráficos de peso distintos [que] Por cierto, no coinciden. (...) Hoy en día, cuando cada vez más niños toman el pecho durante meses, se observa que no siguen aquellas gráficas. ¿Por qué no coincide el crecimiento de los niños que toman el pecho con el de los que toman el biberón? No se sabe muy bien, pero en todo caso no es por falta de alimento. No todos los niños crecen al mismo ritmo."
Bastante sensato. Conozco decenas de casos para ilustrarlo. Bebés de 12 meses con 14 kilos (muy por encima de la media), con 10 (un peso habitual), con 8 (sobre todo nenas)... En fin, todos sanos, normales y diferentes. ¡Los seres humanos no somos todos iguales, señores médicos! Mi marido mide 1,87 pero el marido de mi vecina mide 1,65. ¿Le digo que empiece a comer más?
Está bueno acordarnos de estas cosas, tener siempre la información a mano y, sobre todo, confiar en que la leche materna siempre será el mejor alimento. Aun después de introducir la alimentación complementaria (alrededor de los 6 meses, aunque puede ser mucho después, de nuevo: los seres humanos somos todos distintos) la lactancia puede continuar sin inconvenientes. La OMS indica "el mantenimiento de la lactancia materna hasta los 2 años o más." Mi hijo, por ejemplo, se destetó solo poco antes de los 24 meses.
Como señala Laura en su comentario (más abajo), también hay muchísimos casos de mamás con lactancias frustradas por problemas como mala postura (lo cual genera dolor) o la falsa creencia de que su leche es poca o mala. Tanto FUNDALAM como la Liga de la leche tienen asesoramiento presencial, telefónico y online gratuito para ayudar a todas aquellas mujeres que quieran amamantar.
Es bueno tener un pediatra en quien confiar, pero la salud es mucho más que el talle y el peso. Los niños felices necesitan también la estabilidad emocional de la mamá. Por eso, el camino nunca debería ser desalentar a la madre y hacerla sentir culpable. Las mujeres tenemos el poder inigualable de alimentar a nuestros hijos con nuestro propio cuerpo. Es gratis, es natural, es hermoso y es lo mejor. Que nadie nos diga lo contrario.
Bastante sensato. Conozco decenas de casos para ilustrarlo. Bebés de 12 meses con 14 kilos (muy por encima de la media), con 10 (un peso habitual), con 8 (sobre todo nenas)... En fin, todos sanos, normales y diferentes. ¡Los seres humanos no somos todos iguales, señores médicos! Mi marido mide 1,87 pero el marido de mi vecina mide 1,65. ¿Le digo que empiece a comer más?
Está bueno acordarnos de estas cosas, tener siempre la información a mano y, sobre todo, confiar en que la leche materna siempre será el mejor alimento. Aun después de introducir la alimentación complementaria (alrededor de los 6 meses, aunque puede ser mucho después, de nuevo: los seres humanos somos todos distintos) la lactancia puede continuar sin inconvenientes. La OMS indica "el mantenimiento de la lactancia materna hasta los 2 años o más." Mi hijo, por ejemplo, se destetó solo poco antes de los 24 meses.
Como señala Laura en su comentario (más abajo), también hay muchísimos casos de mamás con lactancias frustradas por problemas como mala postura (lo cual genera dolor) o la falsa creencia de que su leche es poca o mala. Tanto FUNDALAM como la Liga de la leche tienen asesoramiento presencial, telefónico y online gratuito para ayudar a todas aquellas mujeres que quieran amamantar.
Es bueno tener un pediatra en quien confiar, pero la salud es mucho más que el talle y el peso. Los niños felices necesitan también la estabilidad emocional de la mamá. Por eso, el camino nunca debería ser desalentar a la madre y hacerla sentir culpable. Las mujeres tenemos el poder inigualable de alimentar a nuestros hijos con nuestro propio cuerpo. Es gratis, es natural, es hermoso y es lo mejor. Que nadie nos diga lo contrario.
Me encantó esta nota! Es importantísimo difundir esto. Quería hacer un humilde aporte: hay que tener en cuenta que si realmente está el deseo de amamantar, no hay que "darse por vencidas". Si es necesario se puede recurrir a especialistas en lactancia, como son las puericultoras. Además de la excusa del "bajo peso" que esgrimen los pediatras, escuché muchas veces frases como "Le di hasta los 3 meses porque no tenía más leche", o "Probé darle pero me dolía así que ahora le doy leche maternizada". Hay técnicas para generar más leche, para evitar o superar las dolencias de los primeros días de la lactancia, o cualquier otro problema que pueda haber, es cuestión de informarse y pedir ayuda si la necesitamos. Todas las madres tenemos la capacidad de amamantar a nuestros hijos, es bueno tenerlo presente! Saludos!!
ResponderEliminarTotalmente, justo este post lo escribí pensando en una mamá que no tiene deudas sobre tener leche y sí tiene ganas de amamantar y el obstáculo es el supuesto bajo peso; pero lo que sumás es super importante. Conozco muchísimos casos de lactancia frustrada como los que mencionás.
EliminarTanto la Liga de la leche (http://www.ligadelaleche.org.ar/) como FUNDALAM (http://www.fundalam.org.ar/) tienen asesoramiento online, presencial y telefónico gratuito. Ahora lo agrego a la nota.
Gracias por comentar y por tu aporte!
Tienes mucha razón y el argumento de Carlos González se completa con el estudio de la Comisión Europea que puse en mi blog, que explica por qué engordan más a veces los niños de biberón. Te sigo, un besazo!!
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