sábado, 16 de agosto de 2014

Añorada y temida alimentación complementaria



Así como la teta no es sólo alimento, la comida tampoco es sólo alimento. La comida es un hecho cultural y familiar y está influida por factores que ni siquiera pensamos.


La alimentación complementaria es muchas veces tan ansiada como temida. ¿A qué edad empezar, cuánto tiene que comer, qué tiene que comer? ¿Y las alergias? A veces el momento del primer bocado nos da ilusión pero pronto se puede convertir en otra batalla diaria.

Por eso, antes que nada, les recomiendo leer Mi niño no me come de Carlos González. Un libro que les va a dar tranquilidad y seguridad respecto de esta nueva etapa. Tomo de este libro algunos consejos, sumados a algunos datos de Mmm... ¡qué rico!, de la nutricionista pediátrica Jane Clarke.

Antes de empezar: es fundamental que, más allá de la edad, el bebé cumpla con 4 requisitos:
1. Demuestre interés en la comida.
2. Se siente con apoyo y mantenga la cabeza erguida.
3. Coordine ojos, manos y boca como para llevarse el alimento a la boca solo.
4. Pueda tragar sólidos (es decir, haya perdido el reflejo de extrusión que es algo totalmente natural). Si tu bebé escupe todo lo que le pongas en la boca, hay que esperar.

Es bueno pensarlo de este modo: los primeros alimentos son sólo un juego, el alimento principal va a seguir siendo la leche (en inglés hay un dicho: Food before one is just for fun, la comida antes del año es sólo para divertirse). Hay bebés que quieren comer antes de los 6 meses (mi hijo empezó a pedir a los 5) y otros que no quieren saber nada hasta mucho después. Y lo mismo las cantidades: puede ir de 2 cucharaditas a un platito. Todo esto es normal, todos los seres humanos somos distintos. Por eso es fundamental que nunca obliguemos a comer a nuestros hijos y que la comida sea un momento compartido y relajado. Dejemos que nuestros bebés jueguen, exploren, conozcan las texturas de los alimentos, saboreen y relacionen la hora de comer con un lindo momento en familia.

La mayoría de los pediatras suelen ser bastante estrictos con lo permitido y lo no permitido (y varía muchísimo de un país a otro), pero en general los prohibidos al comienzo son el gluten, las grasas, la leche común, el pescado, los mariscos, la sal, la miel y el azúcar. Por supuesto, antes de empezar les recomiendo hablar siempre con sus pediatras y revisar las alergias de sus familias.

De todos modos, respecto de las alergias, el nutricionista Julio Basulto dice: “Si aplicamos la lógica, parece sensato retrasar la aparición de los alimentos potencialmente alergénicos en la dieta del bebé. Sin embargo, la lógica no siempre coincide con las pruebas científicas. En este caso, tal y como indican hoy las principales asociaciones de pediatría, y como confirmó en mayo de 2010 una revisión publicada en Current Opinion in Clinical Nutrition & Metabolic Care, es innecesario demorar la incorporación de alimentos potencialmente alergénicos en bebés. De hecho, incluso podría ser contraproducente. Lo verdaderamente relevante es la progresión, es decir, hacerlo poco a poco (siempre a partir de los 6 meses de edad) para comprobar la tolerancia del bebé. Si al día siguiente de incorporar una novedad en su dieta, el niño sigue bien, adelante con otra.”

Empecemos con un consejo: al principio la cantidad de comida que van a necesitar es muy pequeña, por lo que es buena idea cocinar en grandes volúmenes y freezar en porciones (yo utilizaba cubeteras y cuando ya estaban congelados los cubitos los colocaba en bolsitas para freezer, rotulando el alimento y la fecha).

Respecto del modo de cocción: si bien se puede cocinar perfectamente en agua potable por medio del hervor, es mejor todavía cocinar al vapor (se pierden menos nutrientes), esto se consigue con una vaporera/vaporiera eléctrica o común, pero les doy otro buen consejo: pueden hacer todo tipo de verduras en el microondas, es muy rápido (el libro de Jane Clarke recomienda este método). No hace falta poner bolsas ni pinchar las verduras. En 4 minutos, por ejemplo, se cocina una batata grande entera. 

Los pediatras también recomiendan sumar calorías a las papillas, ya que las verduras solas tienen muy pocas. Acá deberían consultar con el suyo, yo solía usar aceite de oliva. Recordemos que no es necesario procesar los alimentos, simplemente se pueden pisar con un tenedor (muchos recomiendan dar siempre alimentos con textura, para que a partir del año podamos empezar a dar "comida normal" y la transición sea más sencilla). Y cuando los bebés ya coordinan mejor sus manos también podemos darle trocitos.

Las opciones son muchas, lo bueno es animarse, consultarlo y probar. No hace falta que nuestros bebés coman sólo manzana rallada y calabaza. Sólo importa que introduzcamos los alimentos de a uno. Mis opciones para los primeros meses eran: maíz, batata, zanahoria, arroz blanco bien cocido, quínoa, avena, polenta, lentejas, arvejas (las congeladas son las mejores), banana, manzana, pera, ciruela, cítricos y tomate sin piel ni semillas, palta, pollo y carnes rojas. Siempre cualquier producto fresco será preferible que uno procesado. Los alimentos envasados y procesados "para bebés" yo los dejaría sólo para una emergencia (o ni eso). Si podemos evitarlos, mejor.

Y si no come, ¡ya comerá! Escuché muchísimas mamás angustiadas que decían "mi bebé no quiere comida, sólo quiere teta". Y un pésimo consejo que pueden recibir estas mamás es "negale la teta, si no come comida, no hay teta". Esto es un disparate, el mejor alimento para todos los bebés es la leche materna. Y sí, eventualmente, esos bebés también comerán. Pongo este ejemplo porque suele ser lo más habitual, los bebés que toman leche de fórmula también seguirán alimentándose principalmente con la leche, la alimentación es complementaria porque complementa justamente la leche.

¡Buena suerte! Cuéntenme sus experiencias. ¿Cómo viven o vivieron esta etapa?

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