¿Se puede hacer la revolución del amor? Si me lo hubieran preguntado hace diez años me hubiera reído. Hoy me paro en otra vereda. ¿Quién dice que las revoluciones deben hacerse de la noche a la mañana? ¿Quién dice que no se puede cambiar el mundo de a poquito? ¿Acaso no es que las pirámides no se construyeron en un solo día?
Si todos sumamos un granito de arena en el día a día ¿Eso no haría un cambio significativo a largo plazo?
Me encanta la frase de Michel Odent que reza "Para cambiar el mundo hay que cambiar la forma de nacer". Y yo agregaría: y de criar. Porque criar es construir las personas del futuro. Literalmente, y aunque suene a película de ciencia ficción o a frase grandilocuente. El futuro no es un abstracto. El futuro depende de las "nuevas generaciones", que no es otra cosa que una forma de decir "tus hijos y los míos".
Yo estoy segura de que podemos. Pero requiere trabajo. Un trabajo interno nuestro, principalmente. De aceptación y de cambio. De saber que podemos evitar esos aspectos poco felices que nos dejaron como herencia y de intentar potenciar aquello positivo. De mirar hacia el futuro y hacia el pasado. De conectar, sostener, respetar, cuidar, defender, sentir, luchar, escuchar, aprender, cuestionar, amar, soltar. De no callarnos. De empatizar. De educar sin castigar. De amar incondicionalmente. De aceptar la diferencia, siempre apoyando la igualdad. De aprender de aquellos ancestros olvidados. De encontrar el balance entre abrazar y liberar.
Conociendo gente como Leslie Power y su blog Revolución del Amor (y tantas otras personas, por supuesto) es fácil pensar que es posible. ¿Alguien más que sienta que lo es?
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