viernes, 10 de octubre de 2014

Entrevista a Adí Nativ, un ejemplo de respeto en el consultorio pediátrico



Adí Nativ, además de ser mamá y una persona entrañable, es médica pediatra. Estudió la carrera de Medicina en la Universidad de Buenos Aires e hizo su especialización en pediatría como residente del Hospital Garrahan. Actualmente trabaja en el ámbito privado, realizando guardias, visitas domiciliarias y consultorio. Desde hace algunos años, además, disfruta de dar charlas para embarazadas. Es en ese espacio donde siente que puede dar todo de sí misma, fusionando sus conocimientos médicos con el mundo de la crianza respetuosa, tema que no le enseñaron en ninguna facultad. "Siento que esas mamás necesitan mucha información pero desde el lado amoroso, y no la típica bajada de línea que se genera en el consultorio frío de un obstetra, un pediatra o un neonatólogo... el clima que se da en las charlas es hermoso, es una especie de "tribu express" que dura 2 horitas, pero que llena y enriquece" -dice Adí con una sonrisa. Y sí. Ella siempre tiene una sonrisa en los labios.

Adí, muchas gracias por tu tiempo y por tener ganas de compartir tu experiencia profesional y maternal con nosotros. ¿Sentís que la maternidad te cambió la perspectiva como médica pediatra?

Totalmente. Mi profesión dio un giro de 180° desde que nació mi hija, hace 2 años. Me solidarizo con absolutamente todos los casos y todas las situaciones que me cuentan los pacientes. Trato de entender ciertas cosas que antes juzgaba. Cuesta mucho porque me pesan demasiado los años de formación donde nos machacaban cosas como que no permitamos el colecho, que la lactancia no debía ser ni a demanda ni prolongada y demás temas que me causan escalofríos de solo recordarlos... La verdad es que he llegado a pensar que para que un pediatra tenga su título completo debe hacer un postgrado obligatorio y el más lindo de todos, que es el de ser padre.

¿Cambiaste de opinión o enriqueciste tu mirada sobre algún tema?
Cambió mucho mi forma de atender a los pacientes. Completamente diría. Hasta he tenido encontronazos con colegas por ciertos temas que son más fuertes que yo. Me pasa mucho con las internaciones. Antes cuando había que internar a un paciente a mí solo me importaba su cuadro clínico, su diagnóstico y su tratamiento, sin preguntar nada más. Desde que soy mamá, antes de decidir internarlo (claramente en los casos leves, donde puede surgir la "charla" y no en las urgencias extremas) me siento en la obligación de preguntar dónde viven, si tienen más hijos, de qué edades, cómo piensan manejar la situación con ese otro hijo mientras tengan a éste internado... cosas que me hacen "perder tiempo", claramente tiempo valioso de la guardia que otros colegas me recriminan, pero es tiempo valioso para esos padres que están en un momento de crisis vital, donde toda su estructura familiar se desorganiza, se derrumba y aparecen la angustia, los miedos, los enojos, y que a veces uno, en el afán de cumplir a rajatabla con lo que dice la bibliografía, no toma en cuenta. 

Otro ejemplo es cuando llegan a la guardia madres que me cuentan que los hijos se les cayeron de la cama o del cochecito. Antes las interrogaba como quien interroga a un delincuente, casi sin escucharlas y solo pensando cómo diablos dejó que algo así le pasara a ese niño y ahora, después de que tuve a mi hija (cabe destacar que a los 16 meses se me cayó del cambiador) entiendo que los accidentes ocurren por más que uno tenga mil ojos y es más... ¡cuantos más ojos uno tenga peor es! 

O las madres que traen al hijo a la guardia a las 3 de la mañana y te dicen que hace 3 días que esta con tos (todavía tengo compañeros que las maltratan diciendo que cómo los traen a esa hora si estuvieron así 3 días). Yo, lejos de pensar así, lo que siento es que ese padre para sacar a ese hijo a las 3 de la mañana y llevarlo a una guardia realmente está preocupado. No creo que nadie tenga las ganas locas de despertarse a la medianoche porque sí y de caer a la madrugada con su bebé para "charlar". Realmente ese padre necesita ayuda y como a esa hora no puede contactarse con su pediatra de cabecera viene a la guardia. No tiene nada de malo. Para eso estamos, ¿no? Por lo menos yo, que hago guardias de noche. 


Los padres solemos hacer muchas preguntas al pediatra. Y muchas veces no tienen que ver con lo médico sino con cuestiones de crianza. ¿Te metés en esos temas? ¿Qué temas preferís evitar?
Me tienta mucho meterme en ese terreno. Pero por la experiencia que tengo en consultorio lo trato de hacer con mucho cuidado. Tengo pacientes que veo desde la panza de sus mamás y son familias que conozco bien, con las que me tomo el atrevimiento de dar consejos, más que nada desde mi lugar como mamá. Sin creerme que tengo la última palabra ni mucho menos, simplemente dando mi punto de vista y entendiendo que puede haber muchas respuestas para un mismo tipo de problemática. Pero hay otras familias que conozco hace menos tiempo y más aun, familias que no siguen mi línea de pensamiento y que creería que mis consejos lejos de ayudarlos, los espantarían del consultorio, así que en esos casos me reservo la opinión y me remito a la pediatría tradicional. Me gusta mucho hablar con los pacientes de temas de crianza. Y últimamente padres (me refiero a padres y madres, claramente) se involucran muchísimo con la crianza, leen mucho, participan de charlas, investigan un montón y esto genera un intercambio hermoso en el consultorio donde se habla de igual a igual, y donde trato de generar esa confianza que los padres necesitan. Entonces son papás que no van a tener miedo de "confesarme" que metieron a su bebé recién nacido a la cama con ellos, o que le dieron de comer una ramita de brócoli solitos con la mano a los 6 meses, o miedo de llamarme al celu a las 2 de la mañana porque el nene vomitó. Trato de generar ese clima, porque el perfil de pediatrona caracúlica y soberbia creo que no me queda bien. Esta otra faceta creo que es mas "sana" para todos.

¿Te definirías a favor de algún tipo de escuela o de línea de pensamiento?
Me defino 100% a favor de la crianza respetuosa, la crianza con apego. Me pasó algo muy loco con esto, les cuento. Cuando quedé embarazada, en mi licencia, como muchas madres, empecé a meterme en el mundo de Internet. Encontré paginas de todo tipo y casi sin querer conocí al Dr. Carlos González y a la Lic. Rosa Jové (no sé si los conocen pero les recomiendo 100% hacerlo). Casi en el ínterin que los conocía, nace mi hija. Ahí en medio de mi puerperio inmediato ya no leía casi nada porque nos dedicamos por completo a ella. Pero a medida que pasaba el tiempo, y nos íbamos conociendo nosotros con Tatiana (mi "beba" de ahora 2 añitos) y "nosotros" como mamá y papá, me iba dando cuenta de que casi sin saberlo todas mis formas de actuar, mi manera de pensar, mis ganas de hacer cosas, mis impulsos mamíferos encajaban a la perfección con algo que un pediatra y puericultor español "loquito" como él solo llamaba "crianza con apego". Fue hermoso saber que el camino que elegimos transitar con nuestra hija era algo ya conocido por muchos pero no tan popularizado y a veces algo criticado (por no decir MUY criticado). Y hasta tenía nombre propio. Así que inevitablemente volví a interiorizarme en esa páginas por las que alguna vez había navegado (una vez que mi puerperio se iba "acomodando") y a comprarme libros y a estudiar mucho sobre estos temas para poder aplicarlos en mi propia casa, y hasta con mis propios pacientes. Creo y confío plenamente que una crianza respetuosa y con amor como la que propone la crianza con apego no puede "malcriar" a nadie. ¿Saben por qué? Porque, sin ir más lejos, es de esa forma como seguramente a muchos de nosotros nos han criado. Porque antes la cosa era más simple, era más natural. No había tanto replanteo de situaciones ni críticas de nadie. Era una crianza natural. Y eso es lo que me gustaría poder reinsertar. Que podamos vivir nuestra ma/paternidad desde el goce, y no desde la crítica y el replanteo. La crianza no se piensa. La crianza se vive. Y se construye entre todos los miembros de la familia. Ya les digo.... criar con amor y respeto NUNCA puede ser "malcriar".

1 comentario:

  1. Conocí a Carlos González después de a la Dra. Adi Nativ, sin sospechar que mi simpatía hacia ella tenía algo que ver con esto, me hubiera gustado leerlo antes de mi primera hija, no por cambiar mi forma de crianza, sino por sentirme respaldada por lo que hacía por mero instinto.
    Tuve la suertede que Adi sea la pediatra de mis hijas, hoy la recomiendo para que no sea sólo una cuestión de azar, pero es verdad que hay mucho mito estructurado que romper.
    Muchos éxitos a la entrevistada.

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