martes, 14 de julio de 2015

¿Por qué los cochecitos se inventaron en la época victoriana?

 
¿Sabían que los cochecitos se inventaron hace 180 años y se masificaron hace sólo 95 años? 
 
Fueron creados en la época victoriana, en Europa, durante el reinado de Victoria I (20 de junio de 1837 - 22 de enero de 1901).
 
Como bien sabemos la sociedad en la época victoriana era bastante particular... se dice que estaba "exacerbada de moralismos y disciplina, con rígidos prejuicios y severas interdicciones". Los valores victorianos se podrían clasificar como "puritanos", con una extrema importancia de la moral. Los varones dominaban la vida social pública y privada y las mujeres se recluían a los espacios privados. 
 
Para los victorianos la familia era el eje central de sus vidas, y el hogar, el lugar idílico donde cuidarla. El modelo familiar de esta clase media y alta era la propia Reina Victoria y su amado esposo Alberto. En el rol familiar el padre era el encargado de mantener a la familia, y sus decisiones eran incuestionables. El papel de la mujer era el de ser buena esposa y madre (de hecho hasta 1882 una mujer casada era propiedad de su esposo). 
 
Las familias eran, frecuentemente, numerosas y los niños eran criados con reglas estrictas, donde la obediencia era parte esencial de su educación. La vida de los niños se desarrollaba en las habitaciones de juegos o nurseries, donde las niñeras o nannies se ocupaban de sus lecciones, juegos y comidas. 

Los niños a menudo experimentaban la violencia en el hogar, la escuela y el trabajo.

La cuestión es que los cochecitos se hicieron populares en el Reino Unido a partir de 1840. Incluso está documentado que la Reina Victoria adquirió tres coches de bebé de la “Hitchins Baby Store”. Sin embargo, recién desde 1920 se hicieron accesibles para las familias de clase media, es decir, hace solamente 95 años.
 
¿Por qué les cuento esto? Si la rueda existe desde tiempos inmemoriales, ¿por qué creen que no se habían "inventado" los cochecitos? ¿Y por qué se habrán vuelto objeto de consumo justamente en la época victoriana? Hasta ese momento los bebés iban en el regazo o en el rebozo... Es decir, en brazos o porteados sobre el cuerpo de sus madres (u otro ser humano). 

¿Tendrá algo que ver el desapego, la frialdad y el autoritarismo de la época victoriana? ¿Ustedes qué piensan?

jueves, 2 de julio de 2015

Entrevista a OliLu: "Es tan importante “qué” comemos como “cómo” comemos"



La alimentación de los hijos es, sin duda, un tema que preocupa a todos los padres. Un espacio donde intervienen mucho más que alimentos: historias personales, mitos, culturas, tradiciones, placeres y, lamentablemente, también muchas veces luchas de poder. ¿Cómo enfrentarnos a este tema tan complejo desde una mirada respetuosa?

La respuesta la encontré de la mano de Karina Eilenberg, mamá de Luana y Pediatra especializada en Crianza, y Sabrina Gatti Wosner, mamá de Olivia y Médica Familiar especializada en Medicina Ayurveda y Fitomedicina. Juntas formaron hace dos años OliLu, un espacio de intercambio para las familias que incluye no sólo saberes médicos, sino también información sobre alimentación y lactancia, encuentros de crianza, talleres, charlas y acompañamiento para padres, entre otras temáticas de interés para las familias.


¡Bienvenidas a Criando Pensamientos! Me gustaría que se presenten.

KARINA: Soy mamá de Luana, que tiene 2 años y 4 meses y soy Pediatra. OliLu nace a raíz de la necesidad de encontrar un espacio donde compartir con familias el camino de la crianza. Nos conocemos desde la facultad, siempre fuimos amigas con una visión parecida sobre la salud y la enfermedad, la formación posterior la hicimos por separado, Sabri hizo medicina familiar en el Argerich, yo termine mi residencia de pediatría en el Garrahan. Y, convencida de que el origen de las patologías de la niñez tiene que ver con los vínculos y lo que sucede en casa, me dediqué a estudiar crianza. Con Krochik, con Gutman, fui buscando caminos que recién entendí cuando parí y me encontré con Luana. La maternidad me trajo eso, luz a la búsqueda, comprensión. 


SABRINA: Las mujeres estamos muy solas después de ser madres, Oli tiene 2 años y 7 meses, yo soy médica desde hace 8, y recién comienzo a entender de que estábamos hablando. Siempre digo lo mismo: llamaría a todas las madres con las que me crucé en mi formación para pedirles perdón por muchas cosas que dije. Con la maternidad descubrimos la importancia del encuentro con otras mujeres, tomando nuestros mates en tribu. La lactancia fluye mejor, el cansancio se alivia, y las risas sanadoras aparecen. Pensamos ¿por qué no ofrecer desde nuestro rol profesional este acompañamiento? ¿Por qué no brindar un espacio de encuentro para nuevas madres y nuevos padres, con sus niños? desde mi formación tradicional, y luego con el ayurveda, centro mi objetivo en trabajar con familias, contextos, culturas que no siempre son iguales, ni siquiera parecidas, y que es fundamental comprenderlas para acompañarlas. Así fuimos gestando OliLu. La idea es acompañar en esta tarea, ardua y única, de CRIAR hijos, de CREAR familias. Necesitamos aprender cada día un poco más, del otro, de uno mismo. Esa es la propuesta. Y el formato taller es lo más sincero. Circular, enriquecedor. Todos aprendemos de todos.

Foto: OliLu (Taller de alimentación para bebés)

¿Cómo surgió esta idea de ofrecer talleres de alimentación para las familias con bebés y niños pequeños? 

K: Desde la crianza, me interesa muchísimo el “cómo” nos vinculamos con los alimentos. Y el cómo la mamá comienza a soltar a ese nuevo ser que de repente no sólo toma la teta o la mamadera que ella LE administra. El inicio de la alimentación complementaria, tranquilamente puede verse también como el comienzo de la autonomía de nuestros hijos. Incluso desde una visión antropológica, ellos van comenzando a adquirir habilidades, mientras la nutrición está asegurada por la leche, para que cuando realmente las necesiten al comienzo de su deambulación, puedan ejercerlas. Esto no es lo que suele pasar habitualmente. Lo que sí pasa es la batalla, el autoritarismo, la obligación, los premios, los castigos. 

S: “Cómo” nos vinculamos con el alimento cuando somos bebés deja una impronta para toda la vida en nuestro lado emocional. Y la comida es comida. Es la fuente de energía para funcionar, pero en nosotros los humanos es placer (o es tortura). La mayoría (por no decir todos) los trastornos crónicos de la adultez (diabetes, colesterol alto, hipertensión, enfermedades autoinmunes) tienen que ver con el estilo de vida, y con los hábitos alimentarios, y de esto se desprende mostrarles otro camino a nuestros hijos, desde pequeños. 
Somos seres naturales, venimos de la naturaleza, y estamos preparados para obtener nutrientes de ese lugar. ¿Por qué entonces nos empecinamos en darles a los mas chiquitos en plena formación alimentos balanceados para bebés que vienen en cajas de cartón, llenos de azúcar y dibujitos?

K: La propuesta tiene que ver con respetar y registrar al otro y ser responsables como padres de lo que le ofrecemos a nuestros hijos. Comida sana, natural y que ellos puedan elegir, manipularla, y hacerlo a sus tiempos. La lactancia a demanda a esta altura no da dudas. Todos entendimos que toman cómo y cuánto quieren y las veces que haga falta. Ahora: cumplieron 6 meses, salimos con la listita del pediatra de qué SI y qué NO, y si mi bebe no quiere o quiere otra cosa, está mal, no sabe, yo sí, le insisto, le meto la cuchara en la boca, las veces que me indicaron debo hacerlo al día. Los niños tienen dos mecanismos muy sensibles y perfectos desarrollados. El hambre, parte de su instinto de supervivencia, y la autorregulación. Es decir, saber hasta dónde comer y parar. Dos cosas que nosotros como adultos perdimos por completo. 

S: Trabajamos con un método que no nos gusta llamarlo así, pero debemos hacerlo, que se llama baby led weaning o alimentación guiada por el bebé. La idea es esa, seguir confiando en su sabiduría y ofrecerles alimentos para que gestionen por sí solos. Así no sólo desarrollarán sus habilidades de tragar y masticar, sino también la coordinación mano boca, la elección, el deseo. Es una alimentación libre de papillas para que puedan manipularla, pero no por el fundamentalismo del sólido. La idea es que puedan ir aprehendiendo y desarrollando sus destrezas motoras y, para eso, deben hacerlo solos. 

¿Cuáles son las principales inquietudes de los padres ante este método? 

K: Al proponer un método libre de papillas, y sobretodo donde ellos agarran los pedazos y los gestionan solos, el mayor miedo generalmente es el atragantamiento. Aprender a comer no es algo que debamos enseñar. Es un parte de la maduración de los seres humanos, como lo es el caminar, sentarse, saltar. Enseñamos a leer y a escribir. No a comer. A eso se aprende imitando, y claramente no somos alimentados por otros adultos con cuchara, ¿no? En este proceso, como lo es en otros, hay mecanismos de aprendizaje. En el caminar lo es el caerse. En el comer y masticar, lo es la arcada. Mecanismo de seguridad, les enseña cuánto introducir, cómo moverlo, hasta dónde ponerlo. Por otro lado, el reflejo de arcada está más adelante en el paladar de los más pequeños y lo hacen más seguido que lo más grandes. Uno cree que atragantase tiene que ver con la consistencia del alimento, y no. Tiene que ver con dos factores predisponentes. La posición (acostado o reclinado) y que otro me alimente. Cuando otra persona gestiona el utensilio o alimento por mí no sabe en general bien dónde hacerlo y eso es un riesgo. Tan sólo imaginemos a otra persona dándonos un vaso de agua. 

S: Llegan a los talleres también muchas mamás y papás con miedo de que los bebés no engorden. Muchos a los 6 meses no tienen interés por la comida y eso es NORMAL. Por otro lado, la nutrición está completamente cubierta por la leche (sea materna o fórmula) y el comienzo de la alimentación tiene que ver con un fin educacional. Conocer, descubrir, manipular, texturas nuevas, colores, sabores. El interés llegará solo, a su debido tiempo en cada niño, y cuando comience verdaderamente a necesitarlo. Nuestra responsabilidad ma/paterna radica en ofrecerles alimentos naturales y variados. Su responsabilidad, y también su derecho, es elegirlos. En los más grandes sobre todo suele ser la dificultad mayor. Se vuelven selectivos y reacios a probar. La variedad debe seguir presente. 

¿Y qué hacemos cuando nuestros hijos se ponen restrictivos con los grupos de alimentos?

S: NO HACEMOS NADA, es su elección qué comer y cuánto comer. Nosotrxs como pa/madres seguimos ofreciendo alimentos sanos, frescos, variados. Es importante respetar su decisión y confiar en ellos, que son quienes realmente saben qué y cuánto necesitan comer. Es totalmente normal, tiene que ver con el crecimiento y la maduración. Somos seres de la naturaleza y en esta etapa, alrededor de los 18 meses, los niños pueden ir por sí mismos a buscar su alimento. Evolutivamente somos como en la época de las cavernas e ir por el bosque probando frutos y raíces nuevas puede ser peligroso, instintivamente no quieren probar cosas nuevas y este es un mecanismo protector. Por otro lado, también tienen otro intereses, ir a descubrir el mundo, desarrollar su autonomía, diferenciarse de sus padres, por eso algo que ayer le gustaba hoy no lo quiere. No etiquetemos, si hoy no quiere espinaca significa que hoy no quiere espinaca, no que no le gusta y que nunca más la va a comer, pero si nosotros insistimos en que la coma, que ayer le gustaba, que es muy nutritiva y que si no la come no hay postre seguro que vamos a lograr que nunca mas quiera comerla. 

K: También es importante tener en cuenta que el período de máximo crecimiento es intraútero y luego durante el primer año de vida, a partir de cuando la velocidad de crecimiento baja considerablemente, por lo que también se reduce la cantidad de alimento que necesitan. 

¿Qué pequeños cambios podemos hacer en la alimentación diaria de toda la familia para comer mejor? 

S: Es tan importante “qué” comemos como “cómo” comemos. Preparar nuestra comida, sentarnos a comer, compartirla en familia o con amigos, ¡masticar! Y, fundamentalmente, tomarnos ese tiempo y disfrutarlo, pasar un momento agradable, relajado. ¡Este es el mayor cambio que uno puede realizar!
En cuanto al qué: reducir o eliminar los productos industrializados y procesados y reemplazarlos por alimentos frescos, preparados por alguien, si yo no tengo tiempo o ganas, que sea otra persona y no una empresa que lo realice por mí. Cambiar las harinas y granos refinados por integrales, eliminar edulcorantes artificiales y elegir azúcar integral o miel, consumir frutas y verduras frescas e incorporar frutos secos y semillas. 

¿Por qué es tan importante compartir el momento de la comida con nuestros hijos desde que comienzan a comer? 

K: Porque lo mejor que podemos hacer para que nuestros hijos coman sano y disfruten del momento de comer es mostrarles que comer es un placer. Ellos aprenden imitando y copiando. Es importante generar un ambiente agradable, relajado, de disfrute, donde comamos todos juntos. ¡Nuestros hijos nos miran todo el tiempo! Qué comemos y cómo comemos. Ofrezcámosles comida sana, pero un mejor ejemplo. Que nuestro hijo sienta confianza en que puede comer lo que quiere y cuanto quiere, que no lo queremos más o menos porque se coma el brócoli o un chocolate que le regaló la abuela. 

S: Aprovechemos el momento de la comida para comunicarnos con nuestros hijos, charlar de cómo fue nuestro día, lo mejor que nos pasó, lo peor, qué nos gustaría hacer mañana, etc. y saquemos el foco de atención del plato de nuestro hijo. Pongámosnos en su lugar y reflexionemos qué agradable puede ser que la familia esté pendiente de lo que comemos nosotros, cuánto nos servimos, si lo terminamos, si le sacamos “lo verde”, si le ponemos mucha sal, si tomamos poca agua, si no nos quedamos quietos... ¿nos gustaría? ¿Sería una placer comer? ¿O querríamos huir pronto a mirar televisión?

¿Qué les gustaría transmitir a las familias que nos leen?

K: La maternidad y la crianza no deben vivirse solas en nuestra casa, con nuestra cría, compartiendo, y pretendiendo nada más que del papá del bebé (si está o quién esté) compañía, comprensión, comida, ayuda cuando llega del trabajo. Los cuestionamientos que trae el instinto maternal cuando nace un hijo son válidos, maravillosos, abren cabezas, pero a veces enloquecen cuando no hay sostén. Las díadas mamás bebés necesitamos escucha, información, brazos y mates. Las mujeres DEBEMOS permitirnos esa búsqueda, de nuestra tribu, de nuestras pares, aquellas que tienen nuestros mismos miedos y angustias, o las otras que tienen otros y nos pueden ayudar. Ese es nuestro mayor consejo. Hacer este viaje alucinante que es ser mamá con otras mamás. 

Para contactarse con OliLu: