Foto: Kambrosis |
1. Regulá tus propias emociones. Así es como tus hijos aprenden a manejar las suyas. Vos sos su modelo a seguir. No actúes cuando estés enojado. Si no podés ponerte en contacto con tu amor hacia tu hijo entonces pensá ¿qué haría un padre fantástico en este momento? Hacé eso. Si no podés, respirá hondo y esperá hasta que estés calmo antes de hacer frente a la situación. Resistí el impulso de ser punitivo. Siempre resulta contraproducente.
2. Honrá sus sentimientos. Cuando a tu hijo lo invade la adrenalina y las hormonas de "luchar o huir" no puede aprender. En lugar de sermonearlo, quedate con él y dejalo tener su crisis (berrinche) bajo tu mirada atenta. Tu fin es proveer un ambiente calmo para el enojo de tu hijo. Expresar sus emociones con un adulto digno de confianza y atento ayuda a los niños a atravesar esos sentimientos y aprender a auto-calmarse para poder regular sus propias emociones algún día. No trates de razonar con él durante una tormenta emocional.
3. Recordá cómo aprenden los niños. Considerá el ejemplo de lavarse los dientes. Comenzamos cuando son bebés, les damos el ejemplo lavando nuestros propios dientes, tratamos de hacerlo divertido, gradualmente le vamos dando más responsabilidad y eventualmente lo hacen solos. El mismo principio aplica para enseñarles a decir "gracias", esperar su turno, acordarse de sus pertenencias, hacer la tarea y casi todo lo que se te ocurra. Las rutinas son muy valiosas en parte porque proporcionan el "andamiaje" para que tu hijo aprenda las habilidades básicas y este andamiaje proporciona la estructura. Podrás enojarte porque tu hijo se olvidó la campera otra vez, pero gritar no lo ayuda a recordarlo.
4. Conectá antes de corregir, y quedate conectado, aún mientras lo guiás, para despertar el deseo de tu hijo de ser mejor. Recordá que los chicos se portan mal cuando se sienten mal acerca de sí mismos y se desconectan de nosotros. Agachate a su nivel y miralo a los ojos: “Estás enojado…Decime lo que necesitás con palabras… ¡no mordiendo!”
5. Poné reglas — pero ponelas con empatía. Por supuesto que tenés que insistir con algunas reglas. Pero también podés reconocer su perspectiva. Cuando los niños se sienten comprendidos, son más capaces de aceptar tus reglas. “¡No se muerde! Estás muy muy enojado y dolido, pero tenés que hablar con tus hermanos.”
6. Recordá que todas las "malas conductas" son expresiones, aunque quizás equivocadas, de una necesidad legítima. Él tiene una razón, aun cuando a vos te parezca que no es buena. ¿Su conducta es terrible? Entonces él se debe sentir terrible. ¿Necesita dormir más, más tiempo con vos, más tiempo libre, más tiempo para liberar esas emociones contenidas? Si atendemos la necesidad subyacente se elimina el "mal comportamiento".
7. Decí que SÍ. Los chicos harán casi cualquier cosa que les pidas si lo pedís con amor. Encontrá una manera de decir SÍ en lugar de NO aun mientras ponés reglas. "SÍ, es hora de limpiar, y SÍ, te voy a ayudar, y SÍ, podés quejarte, y SÍ, si nos apuramos podemos leer otro cuento más, y SÍ, lo podemos hacer divertido, y SÍ, te adoro, y SÍ, ¿cómo me volví tan afortunada/o de ser tu mamá/papá?” Tu hijo responderá con la misma generosidad y espíritu.
8. Conectate con un momento especial, todos los días. Apagá el teléfono, apagá la computadora, y decile a tus hijos “Ok, soy todo suyo por los próximos 20 minutos. ¿Qué hacemos?” Seguiles la corrientes. El mundo está lleno de humillación para los niños, así que por 20 minutos sólo sé un tonto y dejalos ganar. Las risas liberan miedos reprimidos y ansiedad, así que asegurate de jugar, reír, ser tonto. Hagan una pelea de almohadas. Luchen. Dejalos que te digan qué piensan, quejarse o llorar. Simplemente aceptá sus sentimientos. Dales un 100% de presencia. Los chicos que saben que pueden contar con un tiempo especial diario con sus padres florecen porque pueden confiar lo suficiente como para expresar todas sus emociones, y QUIEREN portarse bien.
9. Perdonate a vos mismo. No podés ser un padre inspirado si te sentís mal con vos mismo, así como tus hijos no pueden actuar "bien" si se sienten mal consigo mismos. Siempre podés reparar la relación. Empezá hoy.
10. Cuando todo lo demás falle, date a vos mismo un gran abrazo. Después dale a tus hijos un gran abrazo. La conexión triunfa sobre todo lo demás en lo que a crianza respecta.
¿No lo creés? Probalo esta semana y fijate qué tipo de milagro podés hacer.
Dra. Laura Markham
Traducción libre de Criando Pensamientos. Artículo original aquí.
ME ENCANTO... GRACIAS!!
ResponderEliminarGracias por comentar!
EliminarOjala q todas las personas lean estos y se den cuenta q las cosas q se piden por favor resultan mas q cuando se dice con enojo e ira,los niños necesitan de mucho amor y compresion.Ahora muchos son los podres q tienen otras tareas y no le prestan atencion suficiente a los hijos...
ResponderEliminarSiempre con amor todo sale mucho mejor. Gracias por comentar.
EliminarMe sacó una sonrisa!!!! Qué lindos pensamientos e ideas! Gracias!!!!!!
ResponderEliminarGracias Cora!
EliminarGracias.
ResponderEliminarGracias por el comentario!
EliminarBellisimo y cierto; gracias!!!
ResponderEliminarGracias por el comentario!
EliminarGracias me encanto.
ResponderEliminarMe parecio un texto interesante y sugerente y que aporta mucho al reconocimiento de los niños como interlocutor valido, pero creo que desconoce al adulto como ser emocional y a la infancia como sujeto deseo asi que pienso que es importante no dejar de lado que el conflicto y la discusión con un niño es una discusión con una persona.
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