lunes, 28 de septiembre de 2015

Beatriz Janin: "El tiempo que el niño está frente a pantallas es un tiempo de no-juego"


Foto: Mark Pakula's blog

Muchas gracias Beatriz por tu tiempo y por estar presente en Criando Pensamientos. Hoy queremos tratar un tema que nos preocupa a todos los padres y madres: los niños frente a las pantallas. En el último encuentro de Forum Infancias has hecho referencia a este tema y mencionaste que en los medios audiovisuales la imagen prevalece sobre la palabra. ¿En qué afecta esto a los niños?
Los afecta porque si bien las imágenes dan una información importante, son mucho más difíciles de procesar que las palabras. Son inmediatas y su efecto es inmediato. No dan tiempo a metabolizar lo que se ve ni a que se fantasee. Si bien uno puede pensar en imágenes las palabras dan una posibilidad de complejización de la que carecen las imágenes.

¿Qué pasa cuando exponemos a bebés y niños muy pequeños (2 o 3 años) a la televisión, la computadora y demás dispositivos electrónicos? ¿Hay un tiempo máximo recomendado o es mejor evitarlos por completo?
El problema es cuando exponemos a niños de menos de dos años, que carecen de palabras para relatar lo que vieron y quedan aturdidos por estímulos muy fuertes. Después, a los dos o tres años, lo mejor es no exponerlos durante demasiado tiempo, eligiendo qué es lo que ven y acompañándolos. Es diferente que un adulto esté con ellos cuando miran un programa a dejarlos solos, porque si hay un adulto el niño podrá preguntar, el adulto le puede explicar lo que parece complicado para un niño, pueden intercambiar sobre lo que están viendo. También, el tiempo que el niño está frente a pantallas es un tiempo de no-juego, cuando para un niño su actividad fundamental tiene que ser jugar. Es a través del juego, sobre todo dramático, que el niño puede elaborar las situaciones que ha vivido y crear nuevos espacios, nuevos mundos. 

"El tiempo que el niño está frente a pantallas es un tiempo de no-juego, cuando para un niño su actividad fundamental tiene que ser jugar".

En el caso de padres que necesitan de las famosas "niñeras electrónicas" algunas horas al día. ¿Cuál sería tu consejo? ¿Cómo acompañar estos procesos que ahora son tan omnipresentes en casi todos los hogares?
Lo más importante es que las “niñeras electrónicas” no sustituyan a los adultos. El niño necesita de seres humanos con los que intercambiar mensajes, con los que aprender a hablar, a cantar, a jugar.

Desde Criando Pensamientos creemos en reivindicar el juego libre y el tiempo compartido en familia, siempre respetando el tiempo evolutivo de cada niño y su contexto. ¿Es lo mismo que un chico esté solo frente a la pantalla o que comparta una película o dibujito con sus padres y/o hermanos?
Es totalmente diferente. Cuando está solo no puede preguntar a nadie sobre lo que no entiende ni puede comentar con otro lo que está pasando. Tampoco va a poder compartir después lo visto. Por el contrario, cuando se ve una película o un dibujito con otros, hay un tema a conversar, los adultos pueden relatarle al niño lo que vieron, que muchas veces es algo que él solo no puede ligar ni entender y esto puede ayudarlo a procesar esos estímulos.

"Lo más importante es que las “niñeras electrónicas” no sustituyan a los adultos. El niño necesita de seres humanos con los que intercambiar".

¿Cómo capitalizamos los medios electrónicos a favor de la educación y el aprendizaje de nuestros hijos? ¿Es posible?
Es posible si los acompañamos en los descubrimientos, si conversamos con él lo que va viendo y si no usamos las pantallas como modo de desconexión.

¿Quisieras añadir algo más?
Que muchas de las dificultades con las que nos encontramos hoy en día en algunos niños, como las dificultades en la adquisión del lenguaje, parecen estar ligadas a este predominio de aparatos y la desconexión de los adultos, que también están absorbidos por las pantallas y los múltiples requerimientos de la vida actual. Otra consecuencia es el predominio de niños hiperactivos y desatentos, que llegan a la escuela acostumbrados a estímulos fuertes, visuales y se encuentran con otro tipo de estímulos a los que les cuesta adaptarse.

Muchas gracias de nuevo por tu tiempo y reflexiones. 


Beatriz Janin es Licenciada en Psicología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (año 1971). Directora de las Carreras de Especialización en Psicoanálisis con Niños y en Psicoanálisis con Adolescentes de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales. Directora de la revista Cuestiones de Infancia.

Ha publicado numerosos artículos sobre clínica psicoanalítica con niños y adolescentes y sobre psicopatología infanto-juvenil en revistas especializadas de Argentina, España, Francia, Brasil e Italia.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Por qué deberíamos dejar de hablar de "crianza con apego"

Foto: Kambrosis

Nunca me gustó el concepto de "crianza con apego". Primero, y principal, porque es confuso e inexacto. Segundo porque la mayoría de las veces parece asociarse a la trilogía teta-porteo-colecho lo cual excluye a muchísimas familias y genera controversias, burlas y discusiones eternas que suman muy poco (creo yo).

Para redactar este post me apoyo en las enseñanzas del psicólogo clínico infantil Alvaro Pallamares, director del Centro de Intervención Temprana (con sedes en Chile, Argentina y México). He tomado una formación presencial con él acerca de Teoría del Apego e Intervención Temprana y sigo sus escritos hace mucho tiempo. Si quieren saber más pueden leer su Blog Psicología infantil o su página en Facebook

Como bien dice Alvaro, "el apego es una estrategia evolutiva de supervivencia". Se han hecho experimentos incluso en primates para poder realizar esta afirmación. Salvo extremos casos, no existe ser humano criado "sin apego". Todos necesitamos del apego para sobrevivir, es más importante aun que el alimento. Por esta razón hablar de "crianza con apego" no dice demasiado.

La teoría del vínculo del apego tiene sus orígenes en Bowlby y Ainsworth (sólo mencionaré los autores, no deseo hacer un post extremadamente teórico) y resumiendo bastante podríamos decir que el apego puede ser seguro o inseguro y que es la base que organiza los vínculos y la salud mental de las personas para toda su vida.

El apego seguro tiene que ver con el sentido de pertenencia y con sentirse amado. Todo ser humano merece venir al mundo y saberse amado, ¿no creen?

Hoy con la ayuda de las neurociencias la teoría del apego tiene fuerte asidero y se ha convertido en el único estudio longitudinal y transcultural de este tipo. Por lo cual, sus bases científicas son fuertes y fehacientes.

¿Qué significa, entonces, el apego seguro?

Pallamares afirma que "el apego seguro, no alude netamente al niño que no llora con la separación, sino que corresponde más precisamente al que mejor y más rápido se calma en el reencuentro con su cuidador." Es el lenguaje emocional del niño y es esta seguridad la que le permite tener estrategias antes las diferentes situaciones. Es un complejo entramado que, además, lo ayuda a regularse ante los estímulos y, especialmente, frente al estrés.

El apego seguro da confianza y seguridad. Permite al bebé y al niño pequeño explorar el mundo con tranquilidad. La sola presencia de sus figuras de apego lo regula.

¿Y cómo logramos el apego seguro?

Hay dos determinantes para el apego seguro (y nada tienen que ver con dónde duerme el bebé ni con su forma de alimentación). "La investigación ha mostrado que son dos las variables más determinantes que propician un vínculo de apego seguro, la sensibilidad parental, es decir, la capacidad de detectar y responder a las señales del bebé oportuna y efectivamente, y la capacidad de los cuidadores de pensar al bebé en términos de estados mentales, es decir por ejemplo intenciones, deseos, pensamientos y emociones, de la observación del los gestos, señas y reacciones del bebé."

Es decir, basta con responder a las necesidades de nuestros hijos oportunamente y estar atentos a sus señales. Esto es la base de una crianza respetuosa. Si para lograr esto nos queda más cómodo portear, colechar o lo que fuere, ¡bienvenido sea! Pero no creamos tener la verdad sólo por tildar casilleros o cumplir con ciertas pautas.

Lo que realmente importa es estar ahí para ellos, entenderlos en sus propios términos, responder a sus necesidades, saber escuchar, no subestimarlos, amarlos incondicionalmente, y comprender que son sujetos y como sujetos merecen respeto. Hacerles saber en todo momento que sin importar las circunstancias ellos y ellas tendrán nuestro apoyo y amor. Si seguimos estos preceptos podremos equivocarnos en pequeñas cosas, pero les daremos una base emocional fundamental para el resto de su vida.

"Velemos por lograr interacciones
que generen seguridad, confianza, intimidad, aceptación y alegría.
No miedo."
Alvaro Pallamares